Agenda cultural Barcelona febrero 2023

AGENDA CULTURAL
por JACOBO ZABALO

Una selección mensual de conciertos,
artes escénicas y exposiciones.

MÚSICA Y
ARTES ESCÉNICAS

MÚSICA Y ARTES ESCÉNICAS

 01 / 02 / 23

'MACBETH' CON PLENSA

Gran Teatre del Liceu, desde el 16 de febrero hasta el 3 de marzo de 2023

Una de las alianzas más potentes de la temporada musical, anunciada tiempo atrás por el Gran Teatre del Liceu, es la que vincula al escultor Jaume Plensa, internacionalmente apreciado, con la representación del Macbeth de Verdi. Desde el Liceu recuerdan la devoción que sentía el compositor italiano por el clásico de William Shakespeare, una obra perturbadora a la par que fascinante, así como el entusiasmo del escultor Jaume Plensa por ocuparse de la dirección escénica de la versión operística en el momento en que, desde Salzsburgo, le dieron la opción de elegir un título. Un sueño hecho realidad, cumplido después de 25 años. La inquietante sentencia “Sleep no more”, que deriva del acto inmundo realizado por Macbeth, prácticamente inefable (“I have done the deed”, es su tremendamente redundante expresión), tiene múltiples lecturas: no volverá a dormir el muerto, ni tampoco el que ha cometido el asesinato. Los organizadores del evento explican que se tratan, esas, de “palabras que han perseguido desde la infancia a Jaume Plensa”, cuya “poderosa presencia estética y ritual (…) pondrá en movimiento todo su universo iconográfico (…) el escenario ideal para este drama oscuro, teatral y lleno de energía demoníaca, que estará magistralmente dirigido por el maestro Josep Pons”. En cuanto a los protagonistas vocales, el papel de Macbeth ha sido asignado a Luca Salsi, buen conocedor del lenguaje de Verdi, mientras que el de Lady Macbeth corresponderá a la consagrada soprano Sonda Radvanovsky, que viene de cosechar un éxito atronador en el Teatre del Liceu, hace apenas un mes, con su papel de Tosca.

JAKOB BRO

L’Auditori, 3 de febrero de 2023

Los amantes del jazz recordarán la intervención de Jakob Bro en el Festival Internacional organizado en Barcelona en la temporada pasada. El auditorio del Conservatori del Liceu presentó una entrada más que generosa, incluso

encontrándonos en un momento sensible por la pandemia, para disfrutar con la actuación del guitarrista danés. En la presente ocasión es la Sala Tete Montoliu de l’Auditori -cuya denominación, en clave de homenaje a un músico mítico, ya da a entender la pertinencia de este tipo de eventos- la que acogerá el espectáculo de Jakob Bro, formando trío junto al trompetista Arve Henriksen y el baterista barcelonés Jorge Rossy. Los organizadores ponen de relieve algunas de las virtudes de su propuesta artística, delicada y creativa a partes iguales. Y es que la evolución de sus líneas melódicas despierta una extraña pero agradable sensación, como de haber existido siempre, lejos de cualquier capricho o improvisación: “habiendo tenido la suerte de participar en las formaciones de dos maestros del jazz, no es de extrañar que de la música del guitarrista Jakob Bro emane la poesía que caracterizó en parte a dos tipos geniales ya desaparecidos: el baterista Paul Motian y el trompetista Tomasz Stanko”. El proyecto a trío del danés, Uma Elmo, es referido en términos muy sugestivos, como un “universo onírico”, especialmente apetecible en nuestros días: “Contra la velocidad del olvido contemporáneo, la artesanía del contador de historias. A Bro, le acompaña en este propósito una de las trompetas más originales del jazz, cuya expresión zen y timbre aflautado la hacen inconfundible: la del noruego Arve Henriksen. Y a ambos, se les suma el baterista barcelonés Jorge Rossy”.

RECITAL DE EVGENI KISSIN

Palau de la Música Catalana, 17 de febrero

Vuelve Evgeni Kissin al templo modernista para ofrecer un programa generoso y deleitar al público con su sorprendente capacidad para revelar los detalles ocultos de la partitura, con una técnica y sutileza

extraordinarios. Las piezas programadas trazan una especie de friso, que recorre algunos de los momentos fundamentales para entender la evolución de la música para teclado. Comenzando con la Fantasía cromática y fuga, BWV 903, de Johan Sebastian Bach, una pieza compuesta para un instrumento diferente al que empleará el virtuoso ruso -un Steinway de cola- pero que aun así permitirá que resplandezca en su profundamente atemporal originalidad. En el camino a la expresividad romántica, el clasicismo vienés halla en la figura de Mozart un paso ineludible, siendo su Sonata para piano núm. 9, en Re mayor, KV 311, compuesta a los veinte años, un ejemplo rico en contrastes tonales, con evidentes reminiscencias galantes. La expansividad y equilibrio de su propuesta es transforman del otro lado del siglo XVIII, con la interpretación de las contemplativas Estampas de Claude Debussy, de un poder altamente evocador. El legendario magnetismo de Kissin seguirá añadiendo capas y matices a la tradición compositiva occidental con la interpretación de una selección de piezas del compositor ruso Serguei Rachmáninov, a menudo tildado de posromántico. Buen conocedor de su lenguaje musical, el pianista ofrecerá versiones rigurosas, de pujanza bien medida, con momentos para la recreación lírica y otros de puro virtuosismo.

‘TERRA BAIXA’

Teatre Nacional, hasta el 26 de febrero

Poner en escena Terra Baixa, que los organizadores saludan como “el gran clásico del teatro en catalán” parece una opción no exenta de riesgos, sobre todo si se asume la necesidad de actualizarlo,

con una mirada cercana a la contemporaneidad. La adaptación realizada por el director Pablo Ley lo convierte en “un relato detectivesco y un thriller magnífico sobre la lucha de clases”. Junto a Carme Portaceli, asumen el carácter visionario de Angel Guimerà, quien evidentemente se preocupó por la cuestión social, sin poder sospechar los derroteros que tomaría: “Seguro que Guimerà pensaba, a su manera, en la justicia social, pero difícilmente podía imaginar un mundo en el que se produjera la Revolución Rusa o el auge del fascismo y, aún menos, que la confrontación entre estas dos fuerzas acabara en una guerra mundial devastadora”, han escrito los artífices de esta trepidante versión, que incorpora dos personajes nuevos: una periodista y un comisario de policía, Vinagret. “Este -recuerdan los organizadores- será el encargado de investigar un crimen: un trabajador ha asesinado a su amo. Manelic ha matado a Sebastià para liberar a Marta (y a sí mismo)”.

‘LOS ELEMENTOS Y LAS FURIAS’

Palau de la Música Catalana, 15 de febrero de 2023

Con un título muy descriptivo, de alto potencial de sugestión, Jordi Savall presentará junto a su conjunto de época Le Concert des Nations -con quien ha grabado una ingente cantidad de discos, y actuado en los principales escenarios

del mundo- un programa centrado en música barroca y del primer clasicismo, en que se aprecia de forma contrastada -en diferentes grados, con diferentes intencionalidades- el poder de la sinestesia, es decir, la posibilidad de evocar musicalmente lo que otros sentidos pueden percibir. Sin aspirar literalmente a la representación, en sentido literal, el público asistente al Palau de la Música Catalana podrá descubrir la muy expresiva obra de Jean-Fery Rebel Les élements, título que en cierto modo marca la línea argumental del evento. Una narrativa cosmogónica se sugiere desde el inicio de la misma, como relatando los inicios o génesis del mundo tal como lo conocemos, con la confluencia de los elementos primigenios. El propósito celebrativo de la Música acuática de Händel, cuya primera suite se escuchará, asimismo, parece diferir en contexto y temáticamente; incluso si a través de ella se aprecia el fluir y carácter necesariamente cambiante de la physis. Las danzas que la componen son bien medidas, y al mismo tiempo sugieren la improvisación, incorporada como posibilidad dentro de un cosmos bien ordenado. La amenaza de rompimiento, el desafío a ese orden es recreado en el Don Juan de Gluck, “ballet pantomime”, en que el oyente apreciará la intervención de un humano endiosado, que reta con los movimientos de su ser híbrido -el arrebato del deseo y su capacidad para pensar de forma autónoma, raramente alineados- al principio creador por antonomasia, siguiendo la atrevida escenificación de Molière, realizada el siglo anterior, y que a finales del XVIII excitaría la de por si extraordinaria imaginación creadora de Wolfgang A. Mozart. Como es sabido, su ópera Don Giovanni, cocinada junto a su inseparable -desde la distancia- Lorenzo da Ponte marcaría una tendencia durante el romanticismo por la expresión del pathos y la plasmación de los instintos primarios, que la jerga freudiana alude como eros y thanatos.

EXPOSICIONES

EXPOSICIONES

 01 / 02 / 23

ILSE BING

Kbr de la Fundación Mapfre, del 16 de febrero al 14 de mayo

Nacida en Frankfurt el último año del siglo XIX, Ilse Bing se decantó por la fotografía en el momento en que estaba preparando su tesis en historia del arte. Hay algo difícil de describir en su mirada -siempre atenta a los detalles y a la composición de la imagen- que podría derivar del conocimiento adquirido en sus años de estudio. Con todo, fue en el trabajo de campo, una vez instalada en París como fotoperiodista -cuando comenzó su andadura- lo que permitió el desarrollo de una personalidad artística que sus fotos evidencian de manera incontestable, tanto durante su estancia en la capital francesa, como una vez instalada en Nueva York, tras la ocupación nazi. La generosa muestra organizada por el centro Kbr de la Fundación Mapfre, y comisariada por Juan Vicente Aliaga, ofrece testimonios de su actividad en ambos contextos, reflejando asimismo la amplitud de sus intereses. Reconocen los organizadores que es difícil vincular a Ilse Bing a alguno de los principales movimientos artísticos, incluso si obviamente pudo dejarse inspirar por las tendencias en boga. Lo cierto es que -explican desde el Kbr- “su obra transitó por todos los géneros, desde el retrato y el autorretrato hasta los objetos cotidianos, las escenas de calle, el paisaje o la fotografía de arquitectura, pero lo hizo desde una diversidad estilística que no es sino el reflejo de su personal y valiosa lectura de las diversas corrientes culturales con las que se relacionó: el surrealismo parisino, la inspiración alemana de la Nueva Objetividad y la Bauhaus y, finalmente, el inagotable dinamismo de la metrópoli neoyorquina”. Ciertamente, algunas imágenes muestran la aplicación de técnicas innovadoras en el tratamiento de la película, aunque la mayoría de ellas se caracterizan por la concentración en la situación o personas retratadas, con un interés evidente en la composición de la imagen. Es asombroso el cuidado -o, quizá, mejor decir la delicadeza- en la gestión de los espacios, conscientemente geométrica, en las elocuentes formas de los objetos -parecen contar su historia, susurrar desde la soledad o interactuando con seres vivos entrecortados- como también a través del reflejo de la mirada del propio observador, que se descubre viendo su propia manera de mirar.

‘RESISTENCIA POÉTICA’

Fundación Foto Colectania, del 2 de febrero al 28 de mayo

Con un título llamativo, incluso si no cumple meramente la función de reclamo, Foto Colectania presenta una exposición monográfica dedicada a la obra de Marcelo Brodsky. El fotógrafo argentino, que huyó

de la dictadura militar y se instaló en España, destaca por su particular manera de añadir inscripciones en sus fotografías -“intervenciones con color y texto”, mencionan desde la Fundación-, aportando nuevas capas interpretativas a las imágenes, y la sensación de formar parte de un hilo, de una historia en la que se siguen episodios y se generan omisiones, que el espectador de forma intuitiva puede verse invitado a completar. La poesía no sólo busca el nombre adecuado, que refulge en su consonancia inquebrantable al referir la verdad de la cosa como por vez primera, sino que por su carácter de “resistencia” supone la posibilidad de abrir una distancia crítica, el espacio para una multiplicidad de interpretaciones. Los organizadores han recogido en los últimos tiempos algunas de las declaraciones de Marcelo Brodsky, en este sentido: “las fotografías siempre quedan abiertas para múltiples interpretaciones, y mis intervenciones en las imágenes sugieren una dirección. Los textos y colores añadidos construyen una forma alternativa de lenguaje, una poética de la resistencia. Lo que intento hacer interviniendo imágenes históricas y recuperando su contexto es lanzar flechas hacia el futuro, que es nuestro presente”. La significación de lo retratado no queda anclada en el pasado, como memoria obsoleta o vibrante desde la nostalgia, sino que demanda por su misma fijación una acción transformadora. Los temas que aborda la obra de Brodsky son especialmente sensibles: “arranca con la lucha por los derechos humanos en Argentina que, con los años, el autor extendería a muchos otros países”. Por otro lado, la plasmación de las reivincdicaciones acontecidas en el 1968, a nivel mundial, constituye otro de sus proyectos más relevantes, “al enfrentarnos, además, con otras realidades interconectadas de la época, como son el colonialismo, el capitalismo, el racismo o el patriarcado”.

BARTHÉLÉMY TOGUO

Museo Picasso, hasta el 26 de febrero de 2023

Hasta el 26 de febrero podrá visitarse la exposición que el Museo Picasso dedica al artista camerunés Barthélémy Toguo, uno de los creadores más importantes de la escena artística internacional. Como recuerdan los organizadores,

ha participado en los principales certámenes, y ha expuesto en museos como el Centre Pompidou. Nominado al premio Duchamp por su instalación Vaincre le virus! (“¡Vencer al virus!”), se trata de un artista que no deja indiferente por la manera como plasma su conciencia crítica. Desde el Museo Picasso explican su compromiso con la sociedad, trasladada con un lenguaje artístico original y atractivo: “En perpetua rebelión contra las disfunciones del mundo, muchas de sus piezas abordan la migración y el exilio. La naturaleza, otro de sus temas predilectos, aparece por ejemplo en la serie Homo planta, que refleja su deseo de que el hombre cohabite en armonía con la naturaleza. Las obras de Barthélémy Toguo oscilan, pues, entre la denuncia de las desigualdades y la celebración de la vida, la naturaleza y el cuerpo”. La muestra del Museo Picasso permite confirmar la personalidad artística de un creador polifacético -como el mismo Picasso- que emplea la acuarela, pero que también conoce la técnica de la talla de madera, y emplea diferentes soportes para plasmar sus inquietudes. “Una intensa consciencia política”, que queda reflejada por ejemplo en Rwanda 1994, creada pensando en el Guernica.

SOROLLA: ‘CAZANDO IMPRESIONES’

Palau Martorell, hasta el 5 de marzo

La nada desdeñable cifra de 193 óleos en pequeño formato, y con soportes dispares (algunos tan modestos como el cartón o tabla) pueden descubrirse en el Palau Martorell, originalmente sede de la Sociedad del Crédito Mercantil, en una

muestra organizada en colaboración con la Fundación Museu Sorolla y el Museo Sorolla. Este último, para conmemorar el fallecimiento del pintor valenciano, ha programado en la sede de Madrid una exposición centrada en los inicios del pintor valenciano. La peculiaridad de la muestra barcelonesa, sintomáticamente titulada Cazando impresiones, radica en el carácter experimental de la obra expuesta, conscientemente ensayística, incluso si orientada al futuro aprovechamiento de los mejores resultados en las telas de dimensiones superiores. “Pequeños en tamaño, pero grandes en audacia, contienen ráfagas del Sorolla más brillante”, explican los organizadores, que aportan asimismo información relevante respecto de esa producción menos conocida, que llamaba "apuntes", "manchas", o "notas de color", y que rondan la cifra de dos mil. Un formato “cada vez más utilizado a lo largo del siglo XIX por los grandes artistas, ya que permitía recoger con rapidez ideas o impresiones de cosas vistas en obras independientes que iban más allá de un simple esbozo”. Aunque al principio no se consideraron más que pruebas de color, para la captación de impresiones, necesariamente fugaces, con el tiempo se entendió el valor creativo de semejantes ensayos, siendo cotizados y expuestos “como muestras de lo más personal y original del artista”.

CENTENARIO TÀPIES

Fundació Tàpies, hasta el 23 de abril

Con la exposición titulada El abono que fecunda la tierra la Fundació Tàpies celebra los 100 años del nacimiento de uno de los artistas catalanes más influyentes de todos los tiempos. Su inconfundible lenguaje destaca por el predominio

de la materia, en todas sus formas -incluyendo las más primarias-, y por la presencia de símbolos que ratifican el cariz espiritual de su propuesta estética. Sólo en aparente contradicción, las texturas de sus pinturas matéricas, como los objetos que incorpora a algunas de sus obras, aparentemente sin alma, les confieren un halo de extraño misticismo; una poesía de lo cotidiano, abstracta y máximamente concreta, que ha transformado la mirada de no pocos espectadores. El título de la muestra, que expone algunas de las obras realizadas duranta la década de los cincuenta hasta finales de los ochenta, pone de relieve la retroalimentación que permite que la vida avance, plasmada en pinturas, objetos y barnices. Los organizadores explican que, “pese a que la opacidad de los muros y la precariedad de los objetos parecen contraponerse a la luminosidad de los barnices, estas obras siguen la misma lógica: la revalorización de las cosas primeras, naturales y ordinarias, aquellas que la sociedad desecha u oculta vergonzosamente, pero que para Tàpies no sólo están dotadas de espiritualidad sino que, sobre todo, son donde se encuentra el origen y la fuerza de la vida, el abono que fecunda la tierra”. Los estudiosos de su obra incluso recogen una expresión, la de la “vía purgativa”, que puede presentar reminiscencias místicas, si pensamos en el carácter negativo de una tarea que purifica desde la conciencia de lo aparentemente insustancial, o sujeto a la corrupción: “la paja, el polvo, el cajón de madera, las partes del cuerpo menos atractivas”. El carácter negativo de su arte, que el teórico Theodor W. Adorno coincidió en reclamar de la experiencia estética durante los años 60, es tan incuestionable como provechosa la sensibilización que suscitan para una comprensión más amplia de la vida. En palabras de los organizadores, “los elementos repulsivos que es se encuentran en su obra buscan despertar la conciencia del espectador, removerle el espíritu, de manera que el arte se convierta en abono del conocimiento y el espíritu crítico”.

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