Si el Raval hablara, lo haría a través de sus bares. De sus cocinas pequeñas, de sus barras desgastadas, de sus tapas llenas de acento, de esos locales que mantienen viva la memoria. Y eso es precisamente lo que propone la nueva edición de la Ruta de la Tapa del Raval. Del 10 al 13 de julio vuelve esta “excusa gastronómica” con motivo de la Festa Major del barrio, un pretexto para redescubrir locales cosmopolitas y únicos. Una cita con el sabor, la historia y la autenticidad de uno de los barrios más vivos de Barcelona.

Por solo cinco euros, en cada uno de los 20 locales participantes se podrá disfrutar de una tapa especial y una bebida. Aquí, los clásicos y las reinterpretaciones conviven en armonía, con recetas que hablan de tradición, memoria y creatividad. Además, l’Eix Comercial del Raval pone de nuevo en marcha el pasaporte de las tapas, con el que se puede votar la mejor tapa de la Ruta y ganar una cena para dos personas en el establecimiento ganador.
Tapas clásicas con alma de barrio
En esta ocasión, con motivo de que este año Catalunya es Región Mundial de la Gastronomía, y para poner en valor la cocina catalana, esta nueva edición de la Ruta quiere rendir un sincero homenaje a la cocina con raíces que no olvida la tradición, pero mira hacia adelante. Una cocina que rinde tributo a las recetas de las madres y abuelas, y que se basa en una despensa rica con productos del mar y de la tierra. Eso sí, siempre con una mirada creativa y cosmopolita, fiel al espíritu del Raval.
Por este motivo, este año, muchos establecimientos han querido poner en valor la cocina catalana de base tradicional y producto local, reinterpretada con estilo propio.
Empezamos con las imprescindibles: las bravas con allioli y salsa brava del icónico Bar Mendizábal (C/Junta de Comerç, 2), que se pueden saborear tanto en su popular barra como en su terraza siempre animada.
A solo unos pasos, en Casa Leopoldo (C/Sant Rafael, 24), la típica bomba de la Barceloneta se transforma en una versión muy personal: bomba de cua de bou con mayonesa de chipotle, puro carácter ravalero.

Y no hay clásico que valga sin rendir homenaje al Bar Marsella (C/Sant Pau, 65), el más antiguo de Barcelona, donde estos días podrás acompañar una absenta o una caña con una deliciosa coca de recapte con escalivada y anchoas.
De la cocina casera al mestizaje
La ruta también abraza la cocina más casera en el Bar Resolís (C/Riera Baixa, 22), que apuesta por unos sabrosos huevos rellenos de atún. En La Prudencia del Raval (C/Abat Safont, 11), la protagonista es una actualizada paloma de ensaladilla rusa, fiel a la tradición pero con mirada contemporánea.

El mestizaje aparece con fuerza en lugares como el gastrobar 78/33 (C/Ferlandina, 29), que presenta una original Gilda con atún rojo, romesco, tomate seco y oliva rellena.
Bares con historia y sabores del sur
En el Bar Roso (C/Sant Gil, 2), conocido por todos como El Toro (por esa gran cabeza de toro que preside la pared del local), la tapa también habla de historia migrante: una tostada con ajoblanco de manzana y chicharrón de Cádiz que evoca los sabores de Andalucía en pleno corazón del Raval.

El restaurante Na Mindona (C/Riereta, 8) propone una tapa elegante y mediterránea: pollo en escabeche de naranja y romero, mientras que La Taverna d’en Rubén (C/d’En Robador, 33) apuesta por lo sencillo con una deliciosa brocheta de carne, cebolla y tomate con pan de payés y allioli.
Creatividad, mar y cerveza artesana
No podía faltar una propuesta pensada para los amantes del lúpulo: en Cervesa Sant Jordi – Tabarlot (C/Sant Pau, 4) la tapa es un sabroso “Mos de Drac” de pulled pork con encurtido, acompañado, por supuesto, de una buena cerveza artesana.

Y si hablamos de mar, que sea con mayúsculas. El Magraner Boig (C/d’En Robador, 22) presenta un delicioso pulpo con habas y cebolla caramelizada. Por su parte, el Bar Atlanta (Rambla del Raval, 13) se mantiene fiel a su esencia con los musclos de l’Anna, una receta sencilla y marinera.
Más sofisticado es el viaje de La Monroe (Pl. de Salvador Seguí, 1-9), que nos lleva de la Barceloneta a Latinoamérica con su “ceviche” de mejillones con mango y maíz tostado.
El Raval más cosmopolita
El barrio más mestizo de Barcelona también se reivindica con tapas que cruzan fronteras. En Bianco Noir (C/Riera Alta, 8), el protagonismo es para un dueto de samosas (vegetal y de carne) con salsa verde y agridulce.

El Bar Costa reinventa el estofado de toda la vida con su tataki de ternera con especias árabes y crujiente de patata. Y el Fat Cat Raval (Pl. de Salvador Seguí, 13) presenta una tapa que lo tiene todo: patacón de carrillera de ternera con aguacate, mango, cebolla encurtida, lima y gochujang casero.
En Chula Vista (Pl. Emili Vendrell, 1), el acento es puramente mexicano con un taco de shiitake y cebolla, mientras que Las Fernández (C/Carretas, 11) firman una sorprendente albóndiga de mole con huitlacoche, maíz tierno y aguacate crujiente.
Para saborear el Raval auténtico
En definitiva, la Ruta de la Tapa del Raval no es solo una excusa para tapear. Es una forma de redescubrir el barrio, sus locales más auténticos, su gente, su historia. De dejarse sorprender por tapas que hablan muchos idiomas, pero sobre todo hablan del Raval.