Joves treballant Barcelona Activa
Emprendedores desarrollando sus proyectos en Barcelona Activa. © Paola de Grenet
BARCELONA STARTUP WEEK

Ser fundador en Barcelona: retos y oportunidades para emprender en la ciudad global

La capital catalana reúne fortalezas y atractivos para seguir agrandando su ecosistema emprendedor, que aspira a alcanzar las 3.000 'startups' dentro de cinco años

Barcelona es el principal hub de startups del sur de Europa y el quinto mayor ecosistema emprendedor de todo el continente. Es la primera ciudad europea en captación de proyectos de inversión internacional, y es el tercer lugar favorito de Europa para emprender. Entre sus atractivos, la ciudad presume de disponer de un ecosistema potente integrado por múltiples actores que lo dinamizan, y que a la vez lo conectan con oportunidades internacionales que contribuyen al posicionamiento global de la capital catalana.

Este ecosistema se nutre de reconocidos centros y grupos de investigación y universidades que lo enriquecen a través de la formación de profesionales y la generación de conocimiento. A la vez, instituciones que van desde el ámbito público al privado interactúan para generar una red que propulsa y articula el ecosistema emprendedor: hubs, incubadoras, aceleradoras, clústers… cada uno con su papel, estos centros encauzan las iniciativas emprendedoras de la ciudad y más allá para acelerar y maximizar su impacto, mediante instituciones que van desde las públicas Acció y Barcelona Activa hasta Impact Hub, el Tech Barcelona, Biocat y Norrsken.

Pero poco harían todos estos actores sin la materia prima de la emprendeduría: los fundadores son la raíz de la que brota todo ecosistema startup. “Los emprendedores arriesgan parte de su dinero y de su coste de oportunidad para impulsar algo con más riesgo que otras alternativas, pero con más impacto o más rentabilidad”, subraya el Senior Startup Manager de Acció, Oriol Sans, que define la figura del emprendedor como un “agente de cambio que puede contribuir a mejorar la sociedad”. La meta que se marca la Generalitat está clara: alcanzar las 3.000 startups en 2030, desde la convicción de que la emprendeduría representa un motor para la innovación y la transferencia de conocimiento, además de un imán para la inversión y el talento.

Actualmente, el ecosistema emprendedor catalán roza las 2.300 startups, y sigue creciendo no sólo en número de empresas emergentes, sino también en facturación y trabajadores. En 2024, las startups en su conjunto facturaron en Catalunya más de 2.330 millones de euros, un 10% más que el año anterior, y dieron empleo a más de 22.800 personas. El ecosistema es, además, diverso, e incluye a startups desde en la fase más inicial de desarrollo hasta scaleups —el 17% de las empresas emergentes catalanas— e incluso unicornios: startups con una valoración de más de mil millones de dólares, en una categoría en la que se incluyen las catalanas eDreams, Glovo, Factorial, Travelperk, Letgo y Wallbox, y a la que optan scaleups como Wallapop, Red Points, Typeform, Heura y SpliceBio, que acaba de captar 118 millones de euros, la mayor ronda del sector biotecnológico en España hasta ahora.

Para estas scaleups, Barcelona reúne características clave para crecer, como la capacidad de generar y atraer talento, su conexión internacional y su proyección que, además, han ido madurando a lo largo de los años. “Nosotros empezamos hace casi una década, y el ecosistema no tenía nada que ver con el actual, ni en emprendedores ni en inversores”, resalta desde Factorial e Itnig Marcel Queralt. Pese a este avance de la ciudad, destaca que hay grandes asignaturas pendientes, que a menudo pasan por la burocracia. “La Ley de Startups ha ayudado, pero podría ayudar más a los fundadores y empleados del ecosistema, también de las scaleups, que quedan fuera de bonificaciones en muchos casos”, defiende Queralt: “Se puede hacer más y potenciar mucho más el ecosistema y los casos de éxito”, que emergen de múltiples sectores y que podrían hacerlo con más fuerza.

La diversidad del panorama emprendedor también se aprecia en los sectores en los que despuntan las startups catalanas, encabezados por el healtech, las traveltech, las fintech, el ecommerce y las deep tech. Con todo ello, Barcelona se presenta como el quinto ecosistema de startups de Europa, solo por detrás de París, Berlín, Estocolmo y Ámsterdam. Además, como destaca la directora ejecutiva de Negocio y Emprendeduría de Barcelona Activa, Itziar Blasco, la ciudad está posicionada como la tercera favorita para los emprendedores si volvieran a fundar una startup. “Estamos en una muy buena situación, desde una ciudad abierta en la que hay diversidad y talento”, defiende Blasco desde la agencia de desarrollo barcelonesa, que cuenta con programas para apoyar la emprendeduría en las diversas fases de crecimiento de una startup.

El Parc Tecnològic de Barcelona Activa.

Pero emprender no es un camino de rosas, ni mucho menos. Tanto es así que sólo una de cada diez startups llega a cumplir tres años de vida; las otras nueve, fracasan. Y el principal reto para poner en marcha una startup y hacerla crecer en la capital catalana tiene como protagonista a otro de los actores clave del ecosistema: los inversores. Junto a la burocracia, el acceso a la financiación es la principal barrera que frena el crecimiento de las iniciativas emprendedoras en Barcelona, y así lo constatan los fundadores.

“Siempre hay retos y dificultades en etapas como el desarrollo del producto o la llegada al mercado, pero detrás de todos siempre está la financiación. Es el gran pain y un proceso muy desgastante”, según Iván Martínez, fundador de Robopedics. “Sin dinero, no puedes hacer nada, y el esfuerzos de los cofundadores para buscar recursos ralentiza el resto del desarrollo del proyecto y hace que se pierda el foco del producto y de la llegada al mercado”, añade el ahora CEO de la empresa, que ha desarrollado un dispositivo robótico que permite volver a andar después de sufrir un ictus.

Obtener inversión y el exceso de burocracia son los principales frenos para las empresas emergentes

Pese a las dificultades y a lo farragoso de la búsqueda de financiación, la startup está inmersa en su tercera ronda de inversión, que ya ha levantado los recursos que permitirán llevar su sistema biónico al mercado. Desde su fundación en 2021, Robopedics ha captado cerca de cuatro millones de euros, y antes se desarrolló a partir de fondos propios de Martínez. El cofundador se puso a investigar hace diez años a raíz de un ictus que sufrió su padre y que le afectó a la movilidad de forma lateral. Su padre murió durante la pandemia, y Martínez decidió dar forma al dispositivo para dar respuesta a los millones de personas que, como él, ven reducida su movilidad a causa de un ictus.

Como en el caso de Martínez, emprender a menudo necesita mucho más que financiación: para muchos, requiere un propósito y tener el objetivo de generar un impacto positivo en la sociedad, más allá de facturar y de generar ingresos. Aunque en múltiples casos el objetivo inicial y final de una startup es simplemente hacer negocio, otras muchas aportan un valor que va mucho más allá de la generación de riqueza. De hecho, para muchas, la voluntad de generar este impacto es clave no sólo para mejorar la sociedad, sino para mantener el foco y persistir en el proyecto cuando emergen las dificultades. “Tienes que estar seguro de que estás implicado en el problema que quieres resolver”, defiende desde Heura su cofundador Bernat Añaños. “Ante la incertidumbre de los cambios, debes tener clara tu misión y el impacto que quieres tener; hemos pasado por una pandemia, por guerras, por cambios de precio y en el mercado y, para cuando algo va mal, debes estar enamorado del problema, que es lo que te vuelve a conectar y a darte la energía para seguir”.

“Si emprender es sólo hacer negocio, en algún momento dices basta; cuando es algo emocional, algo que realmente te mueve, lo miras desde otro prisma y desde otra dimensión. Es la diferencia entre querer dejar un legado y llenarse la cartera”. En el caso de Añaños, este objetivo es avanzar hacia una alimentación plant-based sostenible en beneficio del planeta, de la salud y de los animales. Pero esta misión puede ir desde la cuántica, como hace LuxQuanta, hasta los avances contra enfermedades como el cáncer y el Alzheimer, pasando por ámbitos tan variados como la salud mental y el cuidado del planeta y de los mares que promueve Ocean Ecostructures.

“Nuestro objetivo siempre ha sido ser algo más que una empresa, y aportar valor a la sociedad”, coincide en destacar Carlos Manubens, fundador de Livo, que se encarga de facilitar la organización de turnos en hospitales y del acceso de talento a los centros: “Al final, si se cuida al profesional, se cuida al paciente”. Es la misma reflexión que llevó a Eholo a virar y a pasar de construir un buscador de psicólogos a crear un saas que facilita el trabajo a estos profesionales: “Emprender no tiene sentido si no es con impacto”, defiende Sonia Torras junto al también cofundador de Eholo, Eduard Martí.

Encuentro de Eduard Martí y Sonia Torras con psicólogos.
Emprendedores en un encuentro en el ‘hub’ de Norrsken Barcelona, con Eduard Martí y Sonia Torras de Eholo.

Para Nora Barata, este impacto está en la alimentación saludable, en su caso, en la oficina. A sus 50 años, la ahora fundadora y chef de Nora Real Food se propuso impulsar una startup de menús saludables para comer en el trabajo, que ahora sirve más de 4.000 menús diarios a empresas que incluyen compañías como Mango, Glovo y Socialpoint: “Facilitar la posibilidad de comer de forma saludable en el lugar de trabajo también es aportar algo positivo a la sociedad”, defiende la empresaria. Para llegar a este punto, pasó por muchas etapas, acompañada por su hija: “Tuve miedo de salir de la situación de confort y al fracaso, pero eso hay que vencerlo. Si fracasas, lo vuelves a intentar, o al menos, ya lo has intentado. Y si las cosas se ponen mal y no llega el éxito, todo lo recorrido es bueno, todo son valores que se van cultivando”. Son miedos muy comunes entre los fundadores, que se acentúan en el caso de quienes emprenden en solitario. Para superarlos, Barata propone una receta: “Trabajar duro y proyectar, pero pensar sobre todo en el presente, y rodearse de gente implicada”.

De la incertidumbre a la adrenalina

Y es que la incertidumbre es una constante intrínseca del panorama emprendedor, tanto en las fases más iniciales como en las más avanzadas. Desde Eholo, Torras lo ilustra rememorando sus primeras ventas: “Cuando se ofrecieron por primera vez a pagar por los servicios de Eholo, me di cuenta de que también me había convertido en comercial y que estaban validando nuestro producto. Y eso genera una adrenalina que te acaba volviendo adicto”, asegura la cofundadora de la startup, que ahora cuenta con 23 personas en el equipo. Y esta adrenalina lleva a generar más y más ideas, “y se debe tener cuidado, porque es fácil despistarse, y mantener el foco es clave”, como añade Martí. Eholo está ahora en plena ronda de inversión, con la que quiere captar unos dos millones de euros.

Emprendedores en el Barcelona Finance Hub.

Pese a la intensidad y al ritmo de trabajo —o a causa de él—, ambos cofundadores destacan la necesidad de cuidar la salud mental. Lo mismo defiende la cofundadora de Fabbric, Alba Rocafort, que impulsó la startup con su amigo de la infancia Hugo Cuesta para poder diseñar, producir y vender colecciones de moda en unos cuantos clicks y unas pocas semanas. “A cualquier emprendedor le ocurren miles de cosas, desde el cierre de rondas hasta encontrar clientes; te enfrentas a muchos retos constantemente, y la salud mental y trabajar la buena relación entre cofundadores debe ser una prioridad”, relata la cofundadora de la startup. Y aunque los retos no van a menos, se afrontan de una forma distinta a medida que se gana experiencia. “Algo que hace cuatro años era un problema, ahora es el pan de cada día y lo resolvemos más fácilmente, porque estás acostumbrado al ritmo y ganas capacidad resolutiva”, defiende Rocafort. Según ella, “lo más interesante de la emprendeduría es eso: es un aprendizaje continuo”.

El ecosistema startup está embridado con las universidades y centros de investigación

Fabbric cuenta ahora con diez trabajadores, en una Barcelona que facilita la atracción de talento. Precisamente este acceso a profesionales adecuados es otra de las necesidades de las startups, y para dar respuesta la ciudad juega a dos ligas: la generación de talento a través de universidades y centros formativos, y la atracción de profesionales internacionales. De hecho, el 20% de los trabajadores y también fundadores de startups en Catalunya son de origen extranjero. Los conocidos como expats enriquecen el ecosistema económico y de conocimiento catalán y contribuyen a posicionarlo internacionalmente, a la vez que pueden generar efectos en la subida del precio de la vivienda y la gentrificación. Para afrontar la garantía del acceso a la vivienda, según defiende el conseller Miquel Sàmper en una entrevista a TheNBP, deben ponerse a disposición de la ciudadanía más pisos públicos, motivo por el que el Govern está impulsando la construcción de 50.000 viviendas hasta 2030.

Además del acceso al talento y el acceso a la financiación, el Senior Startup Manager de Acció pone el foco en otra de las necesidades de los emprendedores, sobre todo del ámbito científico: el acceso a determinadas infraestructuras científicas, algo en lo que las universidades y centros de investigación juegan de nuevo un papel fundamental. Y es que una gran diversidad de startups requieren hacer pruebas y desarrollar soluciones que sólo pueden llevar a cabo utilizando equipos punteros, como puede ser el acelerador de partículas del Sincrotrón Alba o el superordenador del Barcelona Supercomputing Center (BSC), que se abren a estas iniciativas para que testeen sus investigaciones y productos.

El objetivo final de potenciar el ecosistema, según Sans, es generar empleo de calidad

A través de todas estas piezas, el ecosistema emprendedor barcelonés sigue expandiéndose y ganando relevancia internacional. Y no lo hace solo, sino rodeado y conectado con otros nodos de emprendeduría local que ganan peso en ciudades como Sant Cugat, Girona, Terrassa, Matató y L’Hospitalet de Llobregat, en una realidad emprendedora dinamizada también a través de grandes ferias y eventos como el Mobile World Congress y su 4YFN, además de grandes proyectos como el Catalunya Media City, que devolverá las Tres Xemeneies de Sant Adrià a la actividad con un hub audiovisual con aspiración global. Estas grandes iniciativas conviven y se retroalimentan con eventos y encuentros de formatos más reducidos pero con gran impacto, como pueden ser el Tech Spirit, el Health Revolution Congress y la Impact Week.

Y, al final, todo persigue un objetivo, según Sans: “Crear puestos de trabajo de calidad”. Barcelona y su entorno siguen avanzando en esta dirección con la aspiración de seguir escalando posiciones en los rankings mundiales y de asegurar que la riqueza y valor añadido que genera este ecosistema llega al conjunto de la sociedad. “El ecosistema de startups es vital para la creación de puestos de trabajo y para la renovación y diversidad económica, así como para dar competitividad a nuestra economía y a impactar en la calidad de vida”, añade Sans: “Estamos en una buena posición en un marco en el que la competencia es mundial y no se detiene; tenemos que seguir avanzando para fortalecer este ecosistema”.