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‘Sentimental’, la pareja y sus dobleces según Cesc Gay

La última película del director barcelonés Cesc Gay es la adaptación al cine de una de sus obras teatrales, Los vecinos de arriba. La actriz Griselda Siciliani es la gran sorpresa de esta fábula sobre mentes cuadradas y camas redondas protagonizada también por Javier Cámara, Alberto San Juan y Belén Cuesta.

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esc Gay es un director con un oído finísimo para captar los sonidos de la ciudad y las voces de sus gentes. De cualquier ciudad, aunque le encuentre mejor melodía al runrún más actual o “moderno” de las grandes urbes, como la Barcelona de En la ciudad o el Madrid de Truman. Hace un cine de escritura, de historias que husmean en las relaciones humanas, de pareja,  generacionales, amistosas, de convivencia, sexuales, trasversales… (recuerden la capacidad de retratos, personalidades y conflictos en Una pistola en cada mano) y plantea su relato, su estilo cinematográfico, siempre algo sometido a la brillantez del texto y a la fuerza y acierto de sus intérpretes al colocar en preciso compás las réplicas agudas, directas, cálidas o envenenadas… Su cine no elude su aroma a tablas, a escena, y no pierde ni un gramo de energía en esconder que lleva dentro el alma de una función teatral.

Y su última película, Sentimental, es la puesta en escena y filmación de una pieza teatral suya que estrenó con notable éxito en Barcelona y Madrid con el título de Los vecinos de arriba, con un cambio en el reparto que, para su adaptación cinematográfica, está compuesto por Javier Cámara, Griselda Siciliani, Belén Cuesta y Alberto San Juan, la doble y dispar pareja que chocan en ese espacio único del hogar de una de ellas y que, en tiempo más o menos real (dura las apenas dos horas que dura una cena entre vecinos), desgranan todo ese catálogo de discordias que corroen la convivencia, pero esencialmente dirigidas (o provocadas) por lo afectivo y su pariente más batallador, lo sexual.

Cesc Gay y Javier Cámara durante el rodaje de ‘Sentimental’.

El pretexto argumental, que, al parecer, tiene su origen en una anécdota propia de Cesc Gay, es puro material jocoso: una pareja de larga duración y entregada a la rutina y a la serena disputa invita a cenar a la pareja de arriba, que mantiene unas ruidosas relaciones sexuales que les altera su plácida convivencia nocturna. Y en ese tono jocoso, tan idóneo para la irónica comedia, de incisiva inteligencia, se va traspapelando durante la velada en un drama que se oscurece, aunque sin perder en ningún momento su gracia y corrosión.

Cesc Gay construye en la pantalla los personajes envolviéndolos en un papel transparente por el que dejan ver su interior e intimidad, la pareja tradicional (Javier Cámara y Griselda Siciliani), él es maniático, cínico y músico, y ella es resignada, conformista, pero viva; y la pareja “moderna” y lejana a todo tipo de prejuicios sexuales (Alberto San Juan y Belén Cuesta), él es bombero de manguerazo rápido y ella es psicóloga de juicio aún más rápido. El choque es tan cromático y divertido como profundo y funesto, y constituye todos los pliegues, apariencias y verdades que se cuecen en la historia.

El cartel de la película.

La progresión dramática es afortunada y está llena de sorpresas, tanto para los protagonistas como para el espectador, y todos van acomodándose a los giros y fierezas de los diálogos y a las piruetas de las situaciones, algunas de ellas francamente incómodas. Recuerda sin excesivo esfuerzo al entramado emocional de películas como Bob, Carol, Ted y Alice (Mazursky, 1969) o Dobles parejas (Pakula, 1992), pero especialmente a la pieza teatral de Yasmina Reza, Un dios salvaje o a su versión cinematográfica hecha por Roman Polanski en 2011.

La progresión dramática es afortunada y está llena de sorpresas, tanto para los protagonistas como para el espectador

Como es obvio en este tipo de cine que depende tanto de la puntería de sus actores, la interpretación es la que marca la jerarquía de la función, y en ese sentido la gran sorpresa, el mirlo blanco, es la actriz Griselda Siciliani, argentina y debutante en el cine español, que compone su personaje, Ana, esposa maniatada pero con enorme zona selvática en su interior, con una increíble sugerencia, fuerza y talento para la papiroflexia en los insospechados dobleces de su papel. Javier Cámara, Alberto San Juan y Belén Cuesta, tan conocidos por todos, saben condimentar con gracia, ingenuidad y ponzoña lo dulce y amargo de esta fábula sobre mentes cuadradas y camas redondas, o viceversa.

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Publicado por
Oti Rodríguez Marchante

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