Música

La senda de los interrogantes binarios de b1n0

El dúo ampurdanés Between Ones and Zeroes, acompañado por el ingeniero audiovisual Eduard Frigola, presenta su tercer álbum ‘Blue Screen’, convertido en una experiencia híbrida de luces y sonidos

La sala 3 de L’Auditori está a oscuras y, salvo los empleados de la casa, no hay nadie más. La sala pequeña se ve más grande que nunca. Ni una silla. Los espectadores estarán de pie. Las gradas están escondidas. El rayado parqué pretende ser una simbólica pista de baile; además, acoge una pequeña barra que sirve refrigerios varios. Y, en el techo, un cuadro de luces para negar la penumbra absoluta. El discurso sintético y minimalista del nuevo álbum —motivo por el que el concierto forma parte de la celebración del 25 aniversario de L’Auditori— parece reflejarse en el lugar. Una retahíla de LED preside un escenario ya dispuesto. Minutos más tarde, un deje peculiar llegará desde el escenario. El público empieza a llegar. Sorprende la transversalidad de la audiencia. Edades muy diversas. ¿Curiosidad por la propuesta de la música electrónica de baile (EDM, por sus siglas en inglés) o convencimiento generacional?

Las notas —o los bits— de Glitch City, la pieza que cierra Blue Screen (2024), el tercer álbum de los gerundenses, representan un dulce puñetazo en el plexo solar. Ese es el tono general de las nuevas canciones. Durante la presentación, será la pieza inicial del disco. Pero, antes, se escuchó una pensada y bien resuelta introducción. Los actuantes abrieron el set con temas anteriores muy matizados, como, por ejemplo, R0M4N71C153D V3R510N, de b1n0 (2019); ME, con voces de Tarta Relena; la conocida Bumbum, con la voz de Ferran Palau, y Ahh!, con Marina Herlop, de Bi (2021). A continuación, recuperaron Dance Dance Decadence V12, single (2010) en el que ponía la voz El Petit de Cal Eril.

La interpretación, con una carga audiovisual y sensorial evidente, resulta una nítida declaración por parte de b1n0 (Between Ones and Zeroes); es decir, Emili Bosch, en los teclados, y Malcus Codolà, en la percusión. Los tiempos que les toca vivir indican que quizás prefieran más los bits para expresarse, lo cual no impide cierto sentido de identidad digital en la respuesta de los movimientos corporales y repetitivos de muchos de los asistentes. Un tipo de conductor sensible, una fibra óptica, como eje vertebrador, para remover los estímulos de los presentes. Una capacidad híbrida de piel y cerebro que se estimula desde impulsos binarios que navegan desde la tarima.

La senda de los interrogantes binarios de b1n0 está activa; los nómadas digitales continúan su camino.

El espectador educado en los sonidos de los instrumentos analógicos tendrá que agudizar el oído o ponerse de perfil ante la composición algorítmica, la composición genética y la programación, y otros procesos compositivos digitales. Se tendrá que acostumbrar a escuchar y entender la música, en particular, la música electrónica, de manera diferente. O no.

Punto y aparte merece la sobria escenografía, con la presencia de un caparazón, que guarece al trío de participantes, conformada por un montón de líneas de diodos LED, programados y disparados por el ingeniero audiovisual, miembro del estudio de investigación Playmodes. Aquí, manda el minimalismo y la repetición constante de unas luces en movimiento que parece que tengan un objetivo más androide que humano. La expresión Blue Screen of Death (pantalla azul de la muerte) sirve para referirse a los errores de pantalla mostrados en sistemas operativos diversos. El dúo de La Bisbal d’Empordà y Eduard Frigola usan sus conocimientos y capacidades de forma multidisciplinaria en la exposición de este nuevo trabajo, toman prestado el concepto de pantalla azul para adentrarse en un mapa de bits que desconoce las fronteras. ¿Caducarán los instrumentos convencionales?

Del dúo se podrán decir muchas cosas, pero seguro que no se podrá tildar de desbocados a sus integrantes. Aparecieron puntuales a la cita sin chistar. Tocaron el último tema y se fueron del mismo modo. En silencio. Ni un bis. Tampoco hubo los típicos voceríos de parte del público. En buena medida, enfilando de salida, los comentarios eran positivos. La senda de los interrogantes binarios de b1n0 está activa. Los nómadas digitales continúan su camino.

Momento de la actuación de b1n0 en L’Auditori. ©May Zircus
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Publicado por
Miquel Queralt

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