Como cada martes, una dotación de bomberos sube a la Torre Glòries (ahora la llaman así) para regar la planta que la corona. Siempre se ha dicho que es obra de la Bruixa Avorrida, a pesar de que se empieza a comentar que podría ser una fake news. Por suerte, hace tiempo que las Tres Bessones se han hecho mayores y las incidencias en la ciudad han caído drásticamente, según los registros oficiales. Ningún bombero se queja de la excursión semanal y los más avispados se colocan en las posiciones intermedias para disfrutar de las vistas. Hoy parece que se tiene que poner a llover, está todo el mundo pensando, cuando, de golpe, se oye el ruido de un motor estropeado encima suyo. Apagan la manguera y miran hacia arriba. Intuyen primero una escoba y después la ven a ella. Y al búho. “Pero no se había jubilado?”, chilla uno de ellos en el momento exacto en el que les cae un polvo brillante y todo se oscurece.
INFORMACIÓN
Ilustración: Roser Capdevila
Texto: Cristina Martín Valbuena
Título: Quien me quiera, que me riegue
Página web: Roser Capdevila