Hace mucho que ya no ve a ninguno de los suyos jugar, piensa Elvira cuando la llevan de paseo una mañana más, contándole algo que le suena demasiado lejano. Lo que sí que puede oír, casi sentir, es el toque de las bolas que una vez tiró. Como si, justo en ese momento, se estuviese colocando bien, anclando los pies y doblando las rodillas. Sabe que miraría a los compañeros rivales y sonreiría a los que quiere alejar del boliche. Hechos los honores, con convicción, masajearía la pelota y, estirando el brazo (siempre el izquierdo), la lanzaría. Se mantendría en el aire unos segundos que le parecerían eternos hasta que caería, golpeando sutilmente a las demás, consiguiendo un buen sitio para disgusto de todos, especialmente de Pep.
– Señora Elvira, ¿me escucha? Nos pararemos aquí, ahora le pongo el freno. ¡Mire, hacen pompas de jabón!
Pero las pompas de jabón no tintinean.
INFORMACIÓN
Autor:
Ilustración: Leo Espinosa
Texto: Cristina Martín Valbuena
Título: “Petanca”
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