La cosa se había empezado a complicar cuando le había dado por lanzar pequeñas llamaradas a los turistas que se le acercaban demasiado. Luego pasó a tirarles los helados al suelo. Estaba harto, no le dejaban descansar nunca y ni se acordaba de lo que era una siesta. Al principio, hasta resultaba simpático, pero cruzó una línea roja. Optó por salir borroso en los ‘selfies’. Hacía temblar todo el ‘trencadís’ y no había móvil que le sacara bien. Fue la gota que colmó el vaso. Airbnb y Booking se sintieron en el deber de declararle la guerra ante una avalancha de reseñas negativas. Ya no le quedó otra que defenderse.
INFORMACIÓN
Ilustración: Chiel van der Boomen
Texto: Cristina Martín Valbuena
Título: Conmoción
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