Podría dibujar esas baldosas hidráulicas mil veces. Las observó tantos ratos que no se equivocaría en ninguna forma, en ningún color, en ninguna pieza torcida o con los bordes picados. Hasta sabría señalar donde se acumulaba la suciedad. Si cierra los ojos, las ve como si las estuviera pisando ahora mismo. Como si estuviera eternizando ese bol de Colacao con demasiadas galletas ahogadas o ese plato de macarrones que ha mareado con el tenedor. Como si estuviera leyendo todos los libros que devoró en la cocina, muchos manchados de tomate. Como si estuviera mirando todo lo que hacía su madre, como si estuviera contando todo lo que le explicaba a su padre. Pero hace mucho que ya no pisa ese suelo. La casa se cerró y se abandonó, ocupada por otros, luego convertida en piso turístico. Muchas veces la observa desde la calle, con miedo a toparse con algún vecino superviviente a los años y a todo lo demás que la reconozca. Desde una distancia prudente, lo primero que visualiza siempre es lo mismo.
INFORMACIÓN
Autor:
Ilustración: Pola Wickham
Texto: Cristina Martín Valbuena
Título: “Baldosas hidráulicas”
Web: https://polawickham.com/