Tenemos una serie de frases, a cual más casposa, de nuestra maravillosa cultura popular, que hablan de los peligros de una mujer conduciendo. Recuerdo una que decía “mujer al volante, peligro constante”. Las típicas bromitas de si te aparcan el coche o si se te lo compras eléctrico porque se aparca solo. Y tantas otras situaciones incomodas que hemos vivido, aguantado y normalizado en conversaciones sobre motor, conducción y problemas o accidentes de tráfico.
Ha habido un volantazo de guion y ahora según un estudio de la DGT (Dirección General de Tráfico) el tripe de víctimas de accidentes de tráfico son hombres y el estilo de conducción “tranquila” asociada a la mujer es el que se esta premiando y valorando cómo modelo a seguir y a copiar. Está claro que los coches se asocian a temperamentos, carácter, estilo de persona, de vida y de valores. Escoger un todo terreno, un descapotable, un hibrido o un SUV implica una serie de asociaciones que la publicidad se encarga de connotar. Y así, hemos asociado a la conducción agresiva, ruidosa, rápida y, a veces temeraria, al hombre, que quiere desde allí demostrar su hombría, su fuerza, poder y sex-appeal. Desde los gestos de burla o crítica, hasta tocar el claxon al mínimo contratiempo, gritar a otro conductor o conductora, llevar la música a todo trapo o apretar el acelerador para mostrar su poderío.
Mientras en España se esta promoviendo la conducción tranquila y empresas como TMB (Transports Metropolitans de Barcelona) reservan el 40% de las nuevas plazas para conducir autobuses a mujeres, en la vecina Francia se ha lanzado una campaña desde la asociación de las víctimas de accidentes con el slogan “conduisez comme une femme” para reducir la cantidad de accidentes de tráfico y asociar la conducción femenina a la “prudencia” y directamente a salvar vidas.
Como publicitaria que soy, no me gusta perpetuar estereotipos ni anclar los tópicos, me gusta romperlos y cuestionarlos. En este caso preferiría pensar que es un estereotipo que el hombre es mas agresivo y ruidoso con un motor entre sus piernas, pero me temo que las estadísticas son aplastantes.
Sí, es una campaña polémica y seguramente impopular, pero estos cambios de ruta en la toma de decisiones, son necesarios para cambiar el statu quo y activar el freno de mano ante situaciones incívicas.
Así, enlazo estas dos campañas con una maravillosa ponencia que la responsable de urbanismo de la ciudad de Viena dio este mes en el marco del GSW (Global Summit of Women) en Madrid , exponiendo el caso de la capital de Austria, como la primera ciudad feminista del mundo desde 1995 y cómo de critico es diseñar ciudades con mirada de género, los espacios públicos, la gestión de la contaminación acústica y lumínica y sobre todo la seguridad para que las mujeres y las familias vayan tranquilas a cualquier hora por sus calles. Si además sumamos a estos datos, que un 60% de coches los compran las mujeres (fuente: Ford, Francia) se impone una mirada feminista en la gestión de las ciudades, de los espacios públicos y de los transportes.
Los dos valores que se han asociado a la conducción femenina son; tranquila y prudente, y yo añadiría que silenciosa. Si las mujeres no gritamos, ni insultamos, ni tocamos el claxon, ni apretamos el acelerador al libre albedrío porque la testosterona no nos lo pide, podríamos trabajar en la hipótesis de que “el conductor no feminista es potencialmente ruidoso”. Por lógica, el conductor feminista sería más tranquilo, prudente y silencioso.
Siguiendo con esta hipótesis podríamos re-frasear el dicho popular y hacer la versión S.XXI “mujer al volante, la vida por delante”.