Juno House prepara su salto a Madrid de cara a 2025

Juno House se prepara para exportar su modelo. Recién cumplidos sus dos primeros años de vida, el club privado solo para mujeres está buscando dónde establecerse en la capital madrileña de cara a 2025. “Nos vemos en Madrid”, proclama Liana Grieg, una de sus fundadoras, junto con Eva Vila-Massanas y Natalie Batlle, núcleo duro en el que recientemente se ha añadido Carla Crespo.

Sabiendo que la ubicación es muy importante para el tipo de clientas a las que se dirigen, empresarias y emprendedoras que tienen que compaginar su carrera con responsabilidades familiares, están buscando espacios en aquellas zonas que les queden cerca de todo. “Lo que más nos interesa es ayudar a crear empresas, generar empleo y dinero”, defiende Vila-Massana, poniendo en valor las 30 compañías y colaboraciones que han surgido en Barcelona, como una colección de Sita Murt que incluye joyas diseñadas por una socia del club. Por ello, están mirando por los barrios madrileños de Justicia y Salamanca, aunque reconocen que la búsqueda está siendo complicada.

Según detallan las fundadoras, esperan que sea una ubicación con características similares a su sede barcelonesa, un edificio entero que les permite concentrar las diferentes actividades que ofrecen a sus socias, desde actividades de networking a clases de yoga y guardería. Se trata de la Farinera de Aribau, una antigua fábrica del siglo XIX escondida en el interior de manzana entre Aribau, Travessera de Gràcia, Tuset y Moià, pasada la Diagonal. Cuenta con una superficie de más de 1.400 metros cuadrados, repartida en una torre de cinco plantas y una nave industrial, que había sido un taller mecánico.

Cuando Juno House echó a andar, estaba formado por unas 300 socias y la plantilla se situaba en las seis trabajadoras. Dos años más tarde, el club suma más de 500 socias y una plantilla de 20 profesionales, entre las cuales, algunas están contratadas como freelance. Cada mes se abren nuevas plazas, para lo que hay que presentar una solicitud que es evaluada por el equipo. En general, reciben unas diez solicitudes cada mes, como máximo unas 20.

Hay diferentes opciones de membresía, adaptadas a las necesidades de cada clienta, desde las que solo quieren asistir a los eventos y actividades de networking (a partir de 75 euros mensuales, con opción de contratar diferentes mejoras) hasta las que se centran en las actividades de fitness (115 euros mensuales). Por último, está la cuota que lo abarca todo, con un precio de 165 euros mensuales, lo que se traduce en unos 2.000 euros anuales. A esta cuota, hay que añadir la matrícula.

En su origen, el club privado quería crear becas para facilitar el acceso de perfiles que no se lo podían permitir económicamente. Esta opción no se ha acabado materializando, pero, desde el año pasado, han incluido una cuota para menores de 30 años, con un precio reducido. También se quiere impulsar que empresas paguen la cuota a aquellas trabajadoras de su plantilla que quieran potenciar.

La capital es la primera parada para Juno House, pero no la última. El equipo impulsor quiere ir más allá y se imagina con presencia en las principales capitales europeas, generalizando un modelo de club que ya existe en ciudades como Nueva York. Por ello, tanto para su expansión nacional como internacional, el club privado, que aún no cubre costes, necesita más músculo financiero y están buscando nuevos socios que le aporten liquidez.

Para arrancar el proyecto hace dos años, se cerró una ronda de dos millones de euros, dedicada a las obras para actualizar el espacio y a la compra de mobiliario, así como a la contratación de personal. El family office de la familia Elías —accionistas de referencia de la cadena Veritas y exsocios de Caprabo— fue quien lideró la ronda, completada con aportaciones de las tres primeras fundadoras.