Agenda cultural mundo agosto 2018

AGENDA CULTURAL
por JACOBO ZABALO

Una selección mensual de conciertos,
artes escénicas y exposiciones.

MÚSICA Y
ARTES ESCÉNICAS

MÚSICA Y ARTES ESCÉNICAS

 01 / 08 / 18 

Saul

Glyndebourne, del 3 al 25 de agosto

La historia bíblica de Saul -personaje del Antiguo Testamento que descarga su ira, para la incomprensión de muchos, sobre David, tras la hazaña de haber dado muerte a Goliath- ha sido narrada con una serie de recursos más propios de la ópera por Georg Friedrich Haendel en su oratorio homónimo. La gama de emociones es matizada, incluso si se pone en énfasis en algunas de las más extremas y tremendas. Bajo el pretexto del carácter sacro de la pieza tenemos una visión anticipada del Rey Lear, individuo poderoso abocado a la soledad y a la locura. La complejidad psicológica de los personajes haya una sensacional adecuación en la música de Haendel y la puesta en escena de Barrie Koskyi, que en la versión del Festival de Glyndebourne de 2015 recibió unos elogios difícilmente igualables por su dinamismo y carácter, muy lejos de lo que podría esperarse de un género como el oratorio. De ahí la reposición de la puesta en escena de ese drama bíblico -convertido en ópera shakespeariana, como se ha recordado- vibrante y rica en giros inesperados, que cuenta con la dirección musical de Laurence Cummings, especialista en Haendel, y el protagonismo de dos cantantes -Lestyn Davies y Allan Clayton- que ya saben lo que es triunfar en el Festival de Glyndebourne.

SALZBURG FESTIVAL

Salzburg, hasta el 30 de agosto

La práctica ausencia de eventos musicales en los auditorios y salas de concierto de la mayoría de grandes urbes -una vez la temporada se acaba, durante el verano- se compensa con un elenco respetable de Festivales,

, series de conciertos con intereses algo más transversales y un público diverso, no forzosamente cercano en sentido geográfico ni familiarizado con las propuestas ordinarias. Uno de los más prestigiosos es sin duda el Festival de Salzburgo, que a su incontestable tradición -y por tanto la presencia de compositores clásicos y conjuntos absolutamente renombrados- le viene sumando actividades de gran interés, como masterclasses y conferencias (Christa Ludwig o Martha Nussbaum son dos de las protagonistas más destacadas) que aportan un inestimable valor añadido a la audición propiamente musical. Cuesta recomendar un solo evento, con la cantidad de conciertos que se reparten -varios por día- entre los meses de julio y agosto. Conciertos para los que aún -según parece, a estas alturas- se encuentran tickets accesibles, destacamos cuatro: Roger Norrington al frente de la Camerata Salzburg el 13 de agosto ataca piezas muy alejadas de su habitual repertorio (obras de Wagner y la Noche transfigurada de Schoenberg), lo cual supone una rareza a tener muy en cuenta; en el concierto del 24 de agosto, la MahlerJugend Orchester interpretará la Consagración de la primavera de Stravinsky y el Concierto para violonchelo de Dvorak con Gaultier Capuçon como solista, dos piezas fundamentales del repertorio, que rebosan emociones fuertes; otro interesantes es el del 27 de agosto, para los que quieran escuchar a la Filarmónica de Berlín fuera de su elemento natural, con el flamante director Kyrill Petrenko y el tantas veces nombrado prodigio de la pianista Yuja Wang; o, finalmente, en diferentes fechas (15, 18, 20, 22 y 28) puede disfrutarse la ópera L’incoronazione di Poppea en versión de William Christie, uno de los mayores especialistas en música antigua.

Robeco SummerNights

Amsterdam, hasta el 31 de agosto

El Concertgebouw de Amsterdam, uno de los escenarios con más historia del viejo continente, parece empeñado en aparecer este verano entre nuestras recomendaciones.

No se conformaron con ofrecernos un julio maravillosamente trufado de eventos, casi a modo de Festival -incluso si se habla meramente de Summer Nights, durante dos meses, con un patrocinador común- que invitaban a una escapada a la ciudad de los canales. Puede decirse que este mes supera incluso el precedente. Ya el 3 de agosto se ha programado un evento pianístico de primer orden centrado en Mozart y Beethoven -con dos obras como dos soles, el Concierto núm. 21 do mayor, kv 467 y el Concierto núm. 4 en sol mayor, op. 58, respectivamente- que el especialista en música antigua Ronald Brautigam acometerá, junto a la Kölner Academie. En formato camerístico, muy recomendable asimismo el concierto del Armida Quartet, el 11 de agosto, que presentará obras del último Beethoven, maestro absoluto del género del cuarteto de cuerda, así como uno de los “Prusianos” de Mozart y el fantástico cuarteto que compuso Smetana a título biográfico, “De mi vida” . Imprescindible, o cuanto menos muy apetecible la sesión intensamente bachiana del 15 de agosto con la Isabelle Faust y su Stradivarius, además del acompañamiento de la Akademie für Alte Musik, uno de los mejores conjuntos de época de los últimos tiempos. Y, sin embargo, la duda mayor, en lo que respecto a la programación del Concertgebouw en agosto, reside en la recomendación de sólo una de las dos veladas dedicadas a Gustav Mahler. Por una parte, recomendamos la que protagoniza la Mahler Jugendorchester, con la 5ª sinfonía como platofuerte (el 28 de agosto), interpretada tras una primera parte que se abrirá con el Preludio de Tristan e Isolda y en la que Gautier Capuçon tocará el Concierto para violonchelo núm. 1 de Shostakovich, todo ello bajo la dirección de Lorenzo Viotti. Al día siguiente (29 de agosto), tendrá lugar la otra propuesta mahleriana que recomendamos. La elección no es sencilla, pues tan buena puede ser una opción como la otra, y los más fanáticos -un servidor- seguramente asistirían a las dos. En la segunda fecha precisada, la obra central no es otra que la enorme Séptima sinfonía dirigida por Daniele Gatti, al frente del conjunto local, la Royal Concertgebouw Orchestra. Conjunto de una fiabilidad más que garantizada, a la hora de atacar ese monumento sonoro, que por si fuera poco se complementa con dos piezas de Anton Webern, uno de los compositores más avanzados de su época y reconocido miembro de la segunda escuela de Viena, que recibió la influencia de Gustav Mahler.

TERRY RILEY & GYAN RILEY

Madrid, 8 de agosto

En un lugar tan castizo como el Templete de Música del Parque de El Retiro, muy cerca de la Puerta de Hernani (entrada de la calle O'Donell), lugar donde la Banda Sinfónica Municipal ofrece conciertos a lo largo del año, se ha programado un evento gratuito

-el concierto de Terry Riley junto a su hijo Gyan- que podrá disfrutar un público sumamente amplio, como el que por ejemplo se da cita en el Sónar, Festival barcelonés en que actuó el pasado mes de junio. Desde los ya conocedores de su trayectoria en el campo de la composición minimalista, seguidores del tipo de música clásica contemporánea que acostumbra a tocar el Kronos Quartet (Steve Reich, Gorecki, Phillip Glass), a los amantes de la música en general; aquellos quizá menos habituados a las nuevas tendencias, pero abiertos de mente (pues en el fondo, sin apenas conciencia, el gran público se han familiarizado a este tipo de creaciones musicales a través de películas y series que las incorporan de forma natural). El eclecticismo está presente en la obra de Terry Riley, pero concretado a través de una coherencia personal que incorpora la influencia de John Cage, las improvisaciones del jazz y la música oriental. También su hijo Gyan, guitarrista, practica la improvisación en directo, habiendo tocado como solista o en conjuntos junto a Lou Reed, John Zorn, Kronos Quartet, la Sinfónica de San Francisco o la Orquesta de Cámara de Filadelfia.

EXPOSICIONES

EXPOSICIONES

 01 / 08 / 18 

TeamLab Borderless

Tokyo, hasta el 30 de septiembre

El dilema, la contraposición entre una realidad natural y otra virtual ya no es de nuestra época. Ha quedado claro, tras sobradas muestras y creaciones artísticas -desde los albores del género cinematográfico, por ejemplo, a veces de modo absolutamente explícito- que la naturaleza del ser humano reside en la posibilidad de crear una naturaleza segunda, no menos real que la primera. La interrelación y hasta confusión de ambas quedó ejemplarmente postulada en la pionera Metropolis (1927) de Fritz Lang que, de algún modo, parece inspirarse en el relato del romántico E. T. A. Hoffmann por la realidad personal del autómata artificialmente creado. Casi un siglo después, las posibilidades de la robótica y el diseño digital parecen inagotables, y sin duda están cada vez más presentes en el día a día. En este sentido, nadie ignora que uno de los países más avanzados es Japón. En Tokyo puede admirarse un Museo de arte digital que no tiene igual, ni precedentes, cuyo nombre apunta su condición “sin límites” (Borderless) y en fluctuación, obra de teamLab. Aunque no es temporal, la exposición se aparece nueva a cada visita, y las salas, que presentan temáticas distintas -sin llegar a ofrecer elementos completamente figurativos- se encuentra enlazadas por un mismo devenir caleidoscópico. Se trata de una instalación en perpetuo cambio, que suscita nuevas impresiones a cada momento y según los comportamientos de los visitantes, con los que interactúa. Una inmersión fascinante en la realidad creada por el ser humano de modo artificial, pero a imitación de la naturaleza, de la que inevitablemente forma parte.

PLAYERS. LOS FOTÓGRAFOS DE MAGNUM ENTRAN AL JUEGO

Madrid, hasta el 16 de septiembre

Hasta el 16 de septiembre en la Fundación Telefónica se puede visitar una exposición con un tema muy claro y comprensible de inicio, que sin embargo ofrece un sinfín de variaciones:

“Players. Los fotógrafos de Magnum entran al juego”. Con más de 200 imágenes en color y blanco y negro, obra de 46 artistas diferentes, ofrece una pluralidad de enfoques sobre la realidad de la actividad lúdica. Desde su más natural y autoevidente acepción del término, la inherente a una escena casi olvidada en nuestras ciudades, como puede ser unos niños jugando en la calle, hasta otras formas más complejas e incluso inconscientes de participación en la serie de normas -reglas del juego- establecidas para la obtención de una satisfacción personal: la vida como competición, en la que triunfa el que mejor sigue las reglas, el que mejor las infringe o simplemente el que más ocasiones para jugar acumula. La muestra #ExpoPlayers está comisariada por los fotógrafos Cristina de Middel y Martin Parr, reconocidos por su capacidad para plasmar algunas de las tendencias lúdicas más extravagantes o masificadas. La mayoría de las imágenes insinúan, en efecto, que, lo sepamos o no, todos jugamos. Se impone aún la idea del homo ludens, una idea que no es meramente posmoderna, aunque sin duda en nuestra época la casuística que la ratifica sea casi infinita. Los personajes que la ilustran se hallan implicados en una actividad que entretiene, sublima o incluso permite hacer tolerable la dureza de las situaciones que viven. Algunos de los grandes nombres de la fotografía del XX han explorado esa disposición antropológica, a la que se suman fotógrafos coetáneos, con méritos acreditados y resultados espectaculares.

Dorothea Lange / Vanessa Winship

Londres, hasta el 2 de septiembre

El complejo cultural conocido como Barbican acoge hasta el 2 de septiembre una doble exposición -dos exposiciones fotográficas, en paralelo

-dedicadas a Dorotea Lange y Vanessa Winship. La primera, conocida sobre todo por imágenes tomadas durante la gran depresión, se hizo un nombre entre la fotografía documental, siendo de hecho una de las fundadoras del género, al relatar con su cámara las situaciones de injusticia. Una mujer fuerte, que vivió algunos de los años más duros y “utilizó su cámara como una herramienta política para aportar luz” a modo de denuncia, para la mejora de las condiciones de vida de los hombres y mujeres de su época. Por otro lado, en la exposición de Vanessa Winship encontramos una visión actual, con más de 150 imágenes, de la fragilidad de los paisajes humanos. La fotógrafa, galardonada con el premio Henri Cartier-Bresson, explora en la exposición And Time Folds el modo cómo los seres humanos realizan aquellas marcas -conscientes o no- que Lacan denominó significantes a través de la sintomática necesidad de la memoria. Memoria realizada con rasgos externos, hasta epidérmicos -tatuajes, por ejemplo- que buscan revelar algún tipo de esencia indeleble, resistente a las fluctuaciones y en suma al paso del tiempo. La trascendencia de lo pasajero va de la mano de la vivencia de la inmediatez, en ocasiones mediante declaraciones solemnes -pautas vitales- que el propio sujeto desconoce o difícilmente logra aplicar pero que, en cualquier caso, la cámara fotográfica fija.

René Magritte: The Fifth Season

San Francisco, hasta el 28 de octubre

Los cuadros de Magritte han sido contemplados como acertijos, interrogaciones visualmente formuladas que invitan al espectador a tomar conciencia de su habitual forma de dirigirse a la realidad.

Es sabido que la cuestión de la mirada es fundamental en el arte surrealista, y podemos recordar -por poner un solo ejemplo- el manifiesto que sellaron Luis Buñuel y Salvador Dalí en 1929, con la creación del cortometraje Un chien andalou y la mítica escena del ojo rasgado, una desagradable imagen que en efecto queda en la retina como paradoja: la visión imposibilitada, constitutiva de otra visión cualitativamente distinta, una apercepción con reminiscencias míticas, paradigma de la sabiduría trágica de Edipo. En la exposición que dedica a Magritte el MoMA de San Francisco se pueden encontrar algunas de sus creaciones más emblemáticas, realizadas a lo largo de las décadas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta, es decir, en su época de madurez. Podrán verse más de 70 obras de arte, organizadas en nueve áreas temáticas. El carácter icónico, prácticamente naïve de muchos de esos cuadros contrasta con aquello que se oculta. Son imágenes que logran trasladar el enigma, susurrar verdades críticas sin desvelarlas, es decir, sin simplificar el profundo caudal de sus implicaciones calladas.

Chillida

Rijksmuseum Gardens, hasta el 23 de septiembre

Giant Sculptures by Chillida es el título de la exposición que hasta mediados de septiembre puede disfrutarse en los jardines del prestigioso Rijksmuseum de Amsterdam, una de las pinacotecas más importantes del mundo.

Afuera, en el espacio abierto -entre el cielo y el verde- las masas de hierro amablemente retorcido por Chillida se reivindican como obras de arte atemporales. De hecho, funcionan en contextos muy diversos, como revelando una trama invisible en flagrante contraste con su materialidad. Son nueve las piezas de grandes dimensiones las que se encuentran aquí reunidas -la primera vez que sucede en los Países Bajos- procedentes del MACBA, la Peggy Guggenheim Collection de Venecia, la Eduardo Chillida-Pilar Belzunce Fundación de Hernani, de la galería Ordovas (Londres) y de una colección privada. Se incluyen piezas de periodos distintos, que explicitan la dialéctica espacial entre pleno/vacío, interior/exterior, gravedad/equilibrio. Piezas tan importantes como el Arco de la Libertad, de 1993, o el Homenaje a Calder, de 1979. Además, puede admirarse una escultura de la serie del Peine del viento, inolvidable por su popular emplazamiento en Donosti. La obra goza en este caso de una ubicación completamente diferente, sugiriendo una nueva relación entre los elementos.

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