Agenda cultural mundo diciembre 2018

AGENDA CULTURAL
por JACOBO ZABALO

Una selección mensual de conciertos,
artes escénicas y exposiciones.

MÚSICA Y
ARTES ESCÉNICAS

MÚSICA Y ARTES ESCÉNICAS

 01 / 12 / 18 

THOM YORKE

Los Angeles, 19 y 20 de diciembre

La gira estadounidense del carismático Thom Yorke, líder de Radiohead, le lleva a tocar dos días seguidos en Los Angeles, en un espacio con tanta historia como el Orpheum Theater. Se trata de uno de los teatros más antiguos de la zona, que transportan al espectador a otro tiempo, concretamente a los años 20. En este ambiente Deco, calificado época dorada (Golden Age) de las artes, Yorke profundizará en sus proyectos más personales -pocas canciones de Radiohead se podrán oír, probablemente- con sonidos electrónicos recreando atmosferas que cabe esperar absolutamente contrastadas con el escenario. Muchos de los temas que interpretará serán extraídos de su álbum Tomorrow’s Modern Boxes, así como, también, del más antiguo The Eraser. Obras que se alejan de la senda del rock, buscando sonoridades complejas y ambientales, sin muchos estribillos que corear. En cualquier caso, la voz de Yorke -escriben los organizadores- activista político y defensor del medio ambiente, encara algunas de las cuestiones más acuciantes de nuestra época: “con una voz que te atraviesa el alma, ofrece perspectivas sobre el mundo que no olvidarás durante tiempo”.

Gewandhausorchester, Marin Alsop

Leipzig, 1, 20-22 y 20-30 de diciembre

Apasionante mes de diciembre en la Gewandhaus de Leipzig, que comienza (el mismísimo día 1) con un concierto dedicado a Bernstein y Ravel. La reconocida directora Marin Alsop se pone al frente de una de las mejores orquestas de todos los tiempos

y Javier Perianes actúa como solista, para decantar swing y color en piezas que conectan el mundo de la clásica y el jazz. De forma indiferente se celebran ambos géneros, mostrando en suma que diversión y seriedad pueden convivir con beneficio mutuo (se acrecienta estéticamente la tensión, invitando a la reflexión con una sonrisa, como en el caso de la opereta Candide). Pero además de ese evento se suceden otros tantos que merecen ser reseñados, como por ejemplo el potente concierto que dirigirá Andris Nelsons, centrado en obras de madurez de Wagner y Bruckner (fragmentos de Parsifal, y la Novena) el fin de semana del 20 al 22. Cerrará el año por todo lo alto, los días 29, 30 y 31 la Novena sinfonía de Beethoven, con coros de primer nivel y solistas de lujo: Lucy Crowe, soprano, Violeta Urmana, mezzosoprano, Klaus Florian Vogt, tenor y Luca Pisaroni, barítono.

Romanian Rhapsody

Londres, 16-18 de diciembre

Leonidas Kavakos es un violinista tan absolutamente sobrio -casi glacial, en su puesta en escena- que uno diría que es ajeno a todo. Toca como si no hubiera público, eventualmente con una pose de indiferencia.

Y sin embargo es capaz de extraer de su instrumento antiguo -el Stradivarius ‘Willemotte’, de 1734- sonidos incisivos, excelentemente articulados, logrando que la música fluya con gran naturalidad y así se traslade asimismo al auditorio. Para no pocos melómanos es el Concierto para violín de Johannes Brahms una obra total: además de la inspirada confección de sus temas y la inteligencia con que se desarrollan, contiene pasajes virtuosos, intensidad orquestal, referencias al folclore… Una obra perfectamente cerrada sobre sí, en sus tres movimientos; movimientos contrastados, pero vinculados por una fogosidad que se espera aflore, matizada, en la lectura de la Orquesta Sinfónica de Londres, bajo la dirección de Simon Rattle. El evento se completa con composiciones de Claude Debussy y George Enescu, raramente programadas en una misma velada. La primera, evocadora de imágenes a partir del color, la segunda cercana en espíritu a los ritmos populares. Elementos que parece anticipar, reunidos, aquella pieza concertante.

Chiaroscuro Quartet & Kristian Bezuidenhout

Madrid, 11 de diciembre

El Chiaroscuro Quartet, con la violinista Alina Ibragimova a la cabeza, es uno de los conjuntos de cámara más interesantes del momento. Si la violinista nos ha deleitado en diversas ocasiones como solista (con la interpretación, por ejemplo, de las Sonatas y Partitas de Bach),

demostrando una precisión sorprendente y haciendo gala de una sonoridad plena y rica en matices -la que extrae de su instrumento, un Anselmo Bellosio de 1775, cortesía de Georg von Opel- ciertamente como líder del conjunto ratifica el arrojo y la expresividad que su pose, por otra parte modesta, no permite predecir. O sí. Porque, de hecho, el Cuarteto Chiaroscuro cosechó un éxito incuestionable en el Auditori de Barcelona, tocando a Beethoven y una transcripción del Concierto para piano núm. 12 de Mozart junto al mismo solista. Se trata de Kristian Bezuidenhout, intérprete que ha grabado una cantidad ingente de discos con la discográfica Harmonia Mundi, y que se caracteriza por el preciosismo y la espontánea delicadeza de sus lecturas, que tienden a basarse en criterios historicistas. En la ocasión se enfrentará, no obstante, a uno de los compositores tópicamente considerados románticos, como Robert Schumann, después de que se hayan interpretado el primero de los Cuartetos Razumovsky y obras del romántico más clásico (o incluso Barroco), Felix Mendelssohn, autor de piezas para piano que elocuentemente tituló “Canciones sin palabras”. Interesante puede resultar el hecho de presenciar esa otra búsqueda de la expresión musical, por parte de Bezuidenhout, ajena a los ritmos galantes y al equilibrio propiamente clásico. Una pieza, el Quinteto con piano, op. 44 de Schumann, que rebosa pasión en cada uno de sus movimientos, siendo especialmente emotivo el lento (In modo d'una marcia. Un poco largamente) en que el compositor alemán camina por el alambre del minimalismo para crear una melodía que amenaza con instalarse de por vida en la memoria del oyente.

Gabriela Montero: BEETHOVENPREIS 2018

Bonn, 4 de diciembre

La pianista venezolana Gabriela Montero recibe el premio que concede la Academia Beethoven de Bonn -uno de los galardones más prestigiosos- que reconoce obviamente sus méritos musicales, pero también su compromiso con los derechos humanos.

Con un recital sin duda apasionante se celebra la carrera de esta pianista fundamental, que ha asombrado a públicos de todos los continentes -incluido el del Palau de la Música- por su calidad interpretativa y su sagacidad como improvisadora. Una faceta realmente inaudita, que denota una tremenda creatividad y que -según ella afirma- viene practicando desde la infancia. La inagotable ductilidad de su mente no parece la de un adulto común. Maravilloso poder asistir a un evento en que se celebra su genuina forma de hacer y de ser.

EXPOSICIONES

EXPOSICIONES

 01 / 12 / 18 

Odilon Redon. Into the Dream

Copenhague, hasta el 20 de enero de 2019

El carácter onírico de muchas de las telas de Odilon Redon, que represen una realidad deformada y familiar -pero nunca del todo conocida o perfectamente identificable- se enfatiza en la exposición que ofrece la Glyptotek de Copenhague. Por la elección de sus temas y el uso de una paleta cuyas tonalidades se alejan de la reproducción naturalista -como también la representación propiamente figurativa- ha sido comprendido como perteneciente al movimiento simbolista. Una obra como El cíclope, por ejemplo, quiere evidentemente narrar algo más (o menos) que el episodio vivido por Odiseo. Con todo, las más de 150 obras que se recopilan en la presente muestra confirman el carácter inclasificable de este artista, un creador visionario, adelantado a su época, que ciertamente merece un mayor reconocimiento.

Jaume Plensa

Madrid, hasta el 3 de marzo de 2019

Decir de Jaume Plensa que es uno de los escultores más importantes de las últimas décadas no supone, a estas alturas, ningún atrevimiento. Ha recibido distinciones nacionales e internacionales que acreditan su carrera, desde la Médaille des Chevaliers des Arts et Lettres

que le otorgó en 1993 el Ministerio de Cultura de Francia, hasta el Premio Velázquez de artes plásticas (el equivalente del Cervantes para el mundo del arte), en el 2012. A destacar, asimismo, la investidura como Doctor Honoris Causa por la prestigiosa School of the Art Institute de Chicago. Títulos que reflejan la vastedad de la influencia de este humanista (“la literatura, la psicología, la biología, el lenguaje y la historia devienen herramientas estratégicas en la creación de sus obras”, explican los organizadores del evento) una ascendencia, la de Plensa, inducida por su forma de crear formas en tres dimensiones, frecuentemente ubicadas en espacios públicos. Frente al Palau de la Música catalana se contempla a día de hoy la monumental y fabulosa escultura Carmela, que en principio ha de permanecer en aquella ubicación hasta el 2024. Su peculiar manera de erigir esas formas -que ocupan, recortan y crean nuevas vivencias del espacio- puede disfrutarse en el Palacio de Cristal. Una exposición organizada por el Museo Reina Sofía, descrita del siguiente modo: “Lo invisible es la esencia de su intervención: un grupo escultórico conformado por mallas de acero que dibujan en el espacio los rostros inacabados de figuras suspendidas en el aire, atravesadas por la luz y detenidas en el tiempo”.

Corot: Women

Washington, hasta el 31 de diciembre

Camille Corot pasa por ser uno de los maestros del realismo, reconocido sobre todo por el interés de reproducir la naturaleza al aire libre, por la captación de matices lumínicos que el Impresionismo explotará, aplicando movimiento a las estampas.

Pero además de esa representación de los exteriores Corot fue un hábil retratista. El arte del retrato es el arte de la interioridad, que permite traslucir la personalidad o dar a entender la psicología (real o no) de la persona, comunicada a partir de sus rasgos externos. La National Gallery de Washington ofrece una interesante muestra con 45 pinturas, creadas entre la década de los 30 y los 70 del siglo XIX, y organizadas en 3 grandes secciones: figuras vestidas, desnudos, y escenas alegóricas de estudio. Se aprecia el poder de una pincelada que crea volumen, a partir de la gestión consciente de luces y sombras, proceder que influirá de forma muy evidente en la obra Cézanne, pero también de Braque y, por tanto, Picasso.

Ribera: Art of Violence

Londres, hasta el 27 de enero de 2019

Ribera: Art of Violence Violence es un título premeditamente excesivo. De hecho, el espectador de nuestros días no encontrará ningún rastro de aquella ultra-violencia, que algunas obras cinematográficas despliegan con fines más o menos artísticos

a veces de forma abiertamente gratuita- ni tampoco es probable que se despierte el morbo que atizan las redes sociales al proponer contenidos al límite del mal gusto, y que no pocas veces se viralizan. Lo que sí encontrará en esa exposición es una excelente muestra de la representación sin filtro de la agresividad que reflejan ciertos pasajes de las obras de la tradición occidental, por parte del pintor que ha sido saludado como heredero del inigualado Caravaggio. Reencontramos en efecto una tensión extrema en muchos de sus cuadros, de temática religiosa (“representaciones violentas de santos y pecadores. Ribera ha sido históricamente etiquetado como sádico por la plasmación del dolor y del sufrimiento humano”) pero evitando el extremo de la ruptura, es decir, sin llegar a despertar en el espectador esa repulsión que lo desconectaría de la historia efectivamente representada. Como es sabido, el barroco no ahorra en medios para llevar la expresividad hasta el paroxismo de la significación, aplicando incluso recursos como el trompe l’oeil que confunden la visión, y hacen dudar de lo que realmente esta siendo visto (como real/representado). Aquí lo que se muestra es crudeza, en cuadros como en El martirio de San Bartolomé, mediante una pincelada generosa en colores, preñada de dinamismo, que recuerda a la de otros ilustres por su modo de fijar y vivificar las escenas que representa. The Guardian escribió a propósito de esta exposición: “demuestra de una vez por todas que Jusepe [sic] Ribera pertenece a la misma estirpe que Caravaggio y Rembrandt”. Podríamos añadir a Peter Paul Rubens, pensemos tan sólo en su Saturno devorando a su hijo.

Bruegel

Viena, hasta el 13 de enero de 2019

Un evento nunca antes acontecido, centrado en la figura de Pieter Bruegel el Viejo (c. 1525–1569), es la exposición organizada hasta el 13 de enero por el Kunsthistorische Museum de Viena, donde de hecho habitan algunos de sus lienzos más célebres.

Para conmemorar los 450 años de la muerte del pintor se ha hecho venir de todos los confines del mundo pinturas y dibujos, alcanzando una cifra que equivale a la mitad de las obras a él atribuidas. Todo un hito, un “pequeño milagro” -señalan los organizadores- pues “muchas de las obras internacionalmente prestadas son tan frágiles que apenas viajan, y de hecho algunas de las piezas que se muestran en la exposición nunca habían dejado sus lugares de residencia”. Junto a Van Eyck, Rubens y el Bosco, Bruegel pasa por ser uno de los pintores fundamentales de la escuela flamenca, y algunas de sus obras más memorables, campesinos en banquete, paisajes nevados o la torre de babel acreditan el porqué: el grado de detalle (y son muchísimos los detalles) con que explica historias o refleja la complejidad de la interacción entre los seres humanos sigue maravillando. De hecho, la fantástica página web que promociona el evento recuerda algo tan básico como sorprendente en uno de sus enlaces, concretamente aquel que nos lleva a contemplar la pintura Cazadores en la nieve: “es casi imposible identificar y describir todos los detalles”. Los amantes del séptimo arte recordarán que los ilustrados cosmonautas de Solaris poseen, en la película de Tarkovski, una reproducción de aquel lienzo, imagen inabarcable que la cámara escruta en zooms desconcertantes mientras la música para órgano de J. S. Bach armoniza la levitación de los protagonistas.

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