Disfruta Barcelona

Llega a Barcelona el Balloon Museum con muchos globos ‘instagrameables’

La exposición itinerante se podrá ver en el Palacio Victòria Eugènia hasta el 15 de septiembre

El entretenimiento es cada vez un concepto más amplio, pero, sin duda, la mayoría de veces está ligado a hacerse buenas fotos para Instagram. Ahí entran de lleno propuestas como la del Balloon Museum, una exposición para todos los públicos de lo que los impulsores llaman “arte inflable”. Desde hace tres años, ha viajado por diferentes capitales de Europa y Estados Unidos. Con un acumulado de cuatro millones de visitantes hasta ahora, Barcelona se ha convertido en la novena ciudad donde hace parada, después de pasar por Madrid el año pasado. “Estamos yendo por todo el mundo. Escogemos las mejores ciudades de cada país, necesitamos grandes ciudades con mucha gente y turismo”, explica Roberto Fantauzzi, presidente de Lux Eventi, el hólding de márketing y entretenimiento italiano detrás de la muestra.

El Balloon Museum que ha abierto puertas este miércoles en el Palacio Victòria Eugènia cuenta con una superficie total de 7.000 metros cuadrados llenos de mil y un tipos de hinchables en los que hacerse buenas fotos. “No es un patio de recreo pero tampoco es un museo real. Puedes tocar, interactuar y jugar con las obras de arte”, expone Fantauzzi. Desde columpios coronados por bolas que supuestamente representan nubes hasta conejos rosas gigantes encarcelados en habitaciones que seguro que les dan problemas de cervicales, pasando por una sala inundada por pompas de jabón o globos fluorescentes. Sin duda, la estrella será la inmensa piscina de bolas en la que volver a sentirse un niño (si uno ya está crecidito), tirándose de plancha y peleándose con cualquiera mientras se posa jovialmente para la cámara. Hay que avisar que en esta piscina la gente pierde cosas, señalan desde la organización, desde un Rolex en la exposición de Nueva York a un sujetador en la de Madrid. Vayan con cuidado.

Pero la cosa no acaba ahí. Entre diversas salas con laberintos de inflables o espejos y juegos de luces en los que encontrar una nueva foto de perfil —si no hay mucha gente—, en algún momento del recorrido, se anima a los visitantes a inflar una escultura pedaleando, pero también a hacer como un Lego a lo grande. Hay una habitación blanca llena de hinchables alargados, todos ellos dotados de imanes que se enganchan en la pared y entre ellos. Se fomenta así la colaboración —tienen pinta de pesar y mejor que no le caiga a nadie ninguno encima— y la imaginación para, obviamente, hacer una buena foto que se expone fuera, con marco y todo, dando la oportunidad a todos de sentirse también artistas, sin tener que practicar demasiado como los de verdad. En total, la muestra suma 17 instalaciones y esculturas hechas de aire.

Si los conejos rosas enormes con tortícolis ya daban un poco de miedo, hay que decir que el bebe gigante que respira profundamente y va moviendo la pierna resulta más inquietante, aunque seguro que sale en alguna story. En algunos momentos, el Balloon Museum transmite la sensación de estar en medio de un capítulo de Black Mirror. Por suerte, acaba con un photocall con diferentes escenarios, todos decorados con globos, con una cabina de teléfono londinense —no habría podido ser una local porque ya no quedan cabinas de Telefónica—, el interior de un avión o una nave extraterrestre. Hasta se replica El grito de Edvard Munch. Se remata con una tienda donde poder comprar muchos globos.

El Balloon Museum se podrá visitar durante todo el verano, como bien han pensado los impulsores para atraer a turistas, hasta el 15 de septiembre. El precio de las entradas varía según cuando se haga la visita a lo largo de la semana, con tíquets los fines de semana de 19,90 euros para los adultos (13-64 años), 13,90 euros para los niños (4-12 años) y 16,90 euros para estudiantes, mayores de 65 años y personas con discapacidad. El pack familiar (dos adultos y dos niños) sale por 63,60 euros. Se ahorran unos euros de lunes a viernes. El presupuesto para la muestra en Barcelona es de 5 millones de euros. Antes de llegar a España, ha pasado por Roma, París, Milán, Nápoles, Nueva York, Londres y Atlanta.

La piscina de bolas, la clara estrella del Balloon Museum.
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Publicado por
Cristina Martín Valbuena

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