Un mapa literario de Barcelona que es una mina (y un montón de libros y vidas)

Barcelona recoge en un plano detalladísimo su patrimonio literario: fruto del trabajo de más de un año, acaba de aparecer el plano que reúne y sitúa geográficamente el nombre y la obra de escritores que vivieron Barcelona, estuvieron ligados a la ciudad o escribieron sobre ella.

Lectores, curiosos y mitómanos disponen de una herramienta para entretenerse: es el mapa literario de Barcelona, ​​que sintetiza un buen grueso de información sobre el patrimonio de la ciudad ligado al mundo de los libros. Fruto del trabajo de más de un año, acaba de aparecer el plano que reúne y sitúa geográficamente el nombre y la obra de escritores que vivieron Barcelona, ​​estuvieron ligados a la ciudad o escribieron sobre ella; lugares y establecimientos que frecuentaron, equipamientos vinculados al mundo de la literatura, bibliotecas y librerías… La mayoría de referencias pertenecen a los siglos XIX y XX (pero no sólo, también está Miguel de Cervantes o el Baró de Maldà) y se pueden encontrar en él autores en catalán, en castellano y en otras lenguas.

Impulsado por el Ajuntament de Barcelona (y en concreto, por la oficina UNESCO Barcelona Ciudad de la Literatura, con Marina Espasa al frente), los periodistas y escritores Víctor Fernández y Joan Safont se han dedicado a hacer de “detectives” para encontrar la huella literaria más intrincada. En la presentación que se hizo en la librería La Central del Raval (el mapa, gratuito, se puede encontrar en bibliotecas y se encontrarán unas pocas versiones en inglés en oficinas de turismo) comentaron algunas perlas que han recogido, como: Anaïs Nin vivió en Barcelona en 1916 porque tenía familia en la ciudad (en la calle Roger de Llúria, 56); para la búsqueda de la dirección de Miquel Bauçà tuvieron que recurrir a los periódicos (Marquès de Sentmenat); Antonio Machado estuvo trabajando en la Torre Castanyer, en Sant Gervasi; o el cuento de Flaubert El librero asesino que transcurre en la plaza Real. La investigación ha pasado por muchas fases, como cuando Fernández pidió la colaboración de su suegra para que le encontrara el local que frecuentaba Gabriel Ferrater en Sant Gervasi. Y si el lector-paseador de este mapa empieza a buscar los puestos de comida y bebida de los escritores, descubrirá que en el Hotel Cuatro Naciones de la Rambla hicieron acto de presencia personalidades como Stendhal, George Sand y Pirandello.

Algunas cifras para ver la dimensión del mapa: salen cartografiados 68 escritores, 24 obras literarias que tienen relación con Barcelona, ​​63 elementos literarios (estatuas, tumbas, espacios literarios, fundaciones de escritores, bares, hoteles…), 43 bibliotecas (entre públicas y especializadas), 67 librerías (contando las infantiles y juveniles, las de libro antiguo y las que se encuentran en mercados de libro antiguo) y diez rincones de lectura.

Ha sido necesario, eso sí, establecer algunos criterios (como de representatividad o el tipo de localización a la que se daba importancia) y hacer una elección, entre otras cosas porque en un mapa materialmente no cabe todo el mundo. Por ejemplo, a parte de Vargas Llosa -porque tiene el Premio Nobel- los únicos escritores que aparecen con un retrato son los que ya están muertos (como Francisco González Ledesma -su viuda estaba en la presentación-, Ana María y Terenci Moix, Sempronio, Palau i Fabre, Rosa Maria Arquimbau, Cèlia Suñol, Arthur Cravan -dibujado con un guante de boxeo que apela justamente al misterio que la rodeaba-, Jordi Sarsanedas, George Orwell, Roberto Bolaño, Rubén Darío, Irene Polo, Montserrat Roig o Pere Quart). De los escritores vivos, no se indica la dirección de sus domicilios por motivos obvios. El mapa establece relaciones de vecindad curiosas, como la de Pla (situado en la Universidad de Barcelona, ​​por el inicio de El cuaderno gris) con Nada, la novela de Carmen Laforet, dos calles más allá.

La pretensión es que este inventario patrimonial sea un paso para reconocerlo, como ocurre en ciudades como París, cargadas de placas que recuerdan sus hombres y mujeres de letras. “La idea es que la gente agarre el mapa y vaya a comprar los libros”, recalcó Espasa. El reparto del material literario por el mapa es inevitablemente desigual: “el centro de Barcelona aparece muy poblado de escritores; es normal porque es el origen de la ciudad pero luego hay otros sectores periféricos que nos han sorprendido mucho, como el barrio de Vallcarca o el barrio del Coll”, comentaba Safont. Sarrià, entre Foix y los escritores del Boom, es otro epicentro. Y en cambio, el Eixample o barrios de nueva creación están sobre todo vacíos. “Hemos intentado precisar todo lo que hemos podido” -añadía Fernández.

Algunos pocos datos ya han pasado a la fase de intentar ser refutados en Twitter, como es normal que pase con un mapa de estas características. También hay que tener en cuenta otro aspecto, según apuntaba Safont: algunas numeraciones de calles pueden haber cambiado respecto a cómo se referenciaban en la vida del escritor o escritora en cuestión.

Aparte de existir en papel, el mapa también se puede encontrar en la página web del Ajuntamient de Barcelona (http://ajuntament.barcelona.cat/ciutatdelaliteratura/es/mapa-literario) donde se pueden descargar siete rutas literarias por la ciudad y un par de proyectos que ahora apenas se asoman: el de instalar unos interfonos poéticos (aparatos en puntos estratégicos donde se podrán escuchar poemas, el primero de estos se ubicará en la cafetería Horiginal -ahora Rubia- y en el estand de Barcelona en la feria del libro de Buenos Aires); y el de los rastros literarios (marcar con losetas en el suelo espacios que han inspirado obras literarias). Pasos que buscan, al fin y al cabo, difundir la literatura por la que se transita.