Gastronomía

Mas Martinet se adapta al clima para seguir siendo referente enológico del Priorat

La bodega ha promovido reformas y mejoras en sus instalaciones y sus viñas para combatir la sequía y los efectos del cambio climático, con un préstamo de 250.000 euros del ICF

“Tenemos que cambiar, porque el paradigma cambia. Si lo externo cambia pero tú sigues igual, nos acabamos muriendo, y secando”. Desde esta convicción, la bodega Mas Martinet ha adaptado sus instalaciones y sus viñas a las nuevas condiciones climáticas, como explica Sara Pérez Ovejero, al frente de la que fue una de las bodega pioneras del Priorat.

Para amoldarse a estas nuevas circunstancias, la bodega ha contado con un préstamo de 250.000 euros del Institut Català de Finances (ICF), recursos con los que ha impulsado medidas ante la sequía, como mejoras en el sistema de riego y la instalación de estructuras para dar sombra a las cepas, y ha reformado la bodega para ganar eficiencia energética, optimizar la climatización y adquirir nueva maquinaria.

Ante la sequía y los cambios en el mercado global del vino, la bodega optó por hacer frente a la situación junto a asesores externos: “Nunca habíamos tomado una decisión tan acertada como hacer las inversiones en uno de los momentos más complicados de nuestra historia”, defiende Pérez. Y todo con el fin de evolucionar para preservar una actividad que tiene su origen en 1981. Fue entonces cuando los padres de la ahora directora, Josep Lluís Pérez y Montse Ovejero, pusieron en marcha el proyecto. Ambos biólogos, llegaron al Priorat provenientes de Sant Cugat del Vallès, donde se instalaron después de haber viajado por el mundo y de haberse criado en zonas agrícolas. “Decidieron que era el momento de cambiar de vida y aterrizaron en el Priorat”, explica la directora, que entonces tenía nueve años.

Pérez y Ovejero, que conocían tendencias y prácticas enológicas de otros países, constataron residiendo en el Priorat que no existía en España ningún grado en viticultura o enología, y se decidieron a abrir la primera escuela de este ámbito a nivel estatal. “Compraron Mas Martinet, todo el alumnado plantó, y en 1989 tuvieron la primera añada”, rememora Sara Pérez.

“Quisieron hacer una revolución y apostar por grandes vinos, y causaron gran revuelo en Europa y en Estados Unidos. Fue una apuesta arriesgada, y se convirtió en la gran revolución del Priorat”, asegura la directora. Esta actitud se ha mantenido a lo largo de las décadas, en las que la familia ha priorizado la innovación y la investigación para “ser disruptivos y adaptarse a cada tiempo”. En el 2000, la ahora directora tomó las riendas de la bodega, y aplicó directrices agroecológicas para su gestión.

“Cada generación ha explicado el contexto sociocultural y económico del momento, y ahora nos toca seguir explicándolo a nosotros, en un momento en el que todo nos iba a la contra porque se nos estaban muriendo todas las cepas”, recalca Pérez. Ahora, más de cuatro décadas después del impulso de Mas Martinet, la bodega cuenta con una plantilla de 18 empleados, que trabajan junto a los cuatro hijos de los impulsores, ya retirados pero aún residiendo en la finca.

Sara Pérez dirige Mas Martinet desde el año 2000.

La bodega, que elabora actualmente siete vinos, se enfoca por determinación al mercado de proximidad. “El Priorat ganó popularidad al inicio sobre todo en Alemania y Estados Unidos, y el 80% se exportaba”, explica Pérez. Pero Mas Martinet apostó por cambiar esta tendencia hace algo más de una década, ya que “no tiene sentido producir vinos ecológicos y después trasladarlos al otro lado del mundo, con el impacto ambiental que conlleva”.

Ahora, las exportaciones representan el 45%, mientras que el 25% se destina a Barcelona y su entorno; el 10%, al resto de Catalunya, y el otro 10%, al resto de España. La bodega lo ha logrado “a base de trabajo y de actitud”, y sobre todo por determinación y convencimiento de que la visión ecológica debe primar en cualquier actividad, incluida la del vino y la del trabajo de la tierra.

Mas Martinet prioriza los vinos ecológicos y la proximidad.
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Anna Badia López

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