Falk Siegel y Diego Casabe, fundadores de Kleta Mobility.
Falk Siegel y Diego Casabe, fundadores de Kleta Mobility.

La empresa de bicicletas por suscripción Kleta prevé cuadruplicar usuarios este año

La startup barcelonesa fundada por Falk Siegel y Diego Casabe crece gracias al incremento del interés por desplazarse en bici y los acuerdos formalizados con instituciones como el RACC y empresas interesadas en ofrecer este servicio a sus trabajadores

La llamada servititzación de la economía avanza y parece que se consolidará entre los consumidores en el entorno postpandèmia. El mayor grado de incertidumbre hace que la gente se lo piense dos veces antes de adquirir un bien duradero y por ello, negocios como el de Kleta Mobility, un servicio de bicicletas por suscripción o pago de una cuota mensual, ahora cogen impulso y visualizan un fuerte ritmo de crecimiento en los próximos meses.

Kleta se beneficia también del avance de la transformación digital y de que los ciudadanos se hayan acostumbrado a tenerlo todo a mano a través de una aplicación móvil. También les ayuda la apuesta decidida del Ayuntamiento de Barcelona para impulsar los desplazamientos en bicicleta y el incremento de la concienciación general en materia de sostenibilidad.

Esta empresa emergente es también un buen ejemplo de dos jóvenes extranjeros que decidieron vivir y echar raíces en Barcelona, ​​ciudad donde ahora también han querido emprender, a pesar de la pandemia, y convertirse en un actor más de su ecosistema de startups. Falk Siegel, nacido en Alemania, y el argentino Diego Casabe —que vino a Barcelona para hacer un MBA en Esade— se conocieron cuando trabajaban en Badi, la empresa de alquiler de habitaciones fundada por Carlos Pierre. Dejaron este trabajo para crear Kleta, empresa que ha desafiado la crisis del coronavirus, ya que comenzó a operar en el mes de julio de 2020.

Ahora, ya cuentan con 400 usuarios activos y sus previsiones implican cuadruplicar esta cifra este año, hasta alcanzar los 1.500 o 2.000 usuarios, según avanza Falk Siegel, consejero delegado de la startup. “Detectamos que hay una fuerte demanda, la gente se quiere pasar a la bicicleta, convertirla en su método de transporte principal”, explica Siegel. Según el emprendedor, Kleta les facilita esta decisión, ya que con su servicio el usuario puede tener una bici de uso exclusivo y olvidarse de todo lo demás a cambio del pago de una cuota mensual.

“Los servicios de suscripción están registrando un fuerte crecimiento, ya que evitan tener que comprar y comprometerse para siempre con un mismo producto”, argumenta. “Hoy, en el contexto que vivimos, todo cambia muy deprisa, mejor no comprar y apostar por las suscripciones y los alquileres; creemos que tenemos un fuerte potencial de crecimiento”, añade.

Kleta ofrece la posibilidad de alquilar una bicicleta, totalmente personalizable, por 19,50 euros al mes, sin cuotas de entrada y sin fianza. Si se prefiere una bici eléctrica (e-Kleta), el importe mensual es de 44,5 euros. Uno de sus reclamos comerciales explica que las bicicletas Kleta “pueden dormir en la calle” y que no hay que guardarlas en el interior de los domicilios, ya que disponen de un candado de alta seguridad y de un seguro antirrobo. El precio de la suscripción también incluye el mantenimiento, con la ventaja de que la bicicleta no se ha de llevar al taller de la empresa, que dispone de unos mecánicos que se desplazan a arreglarla allí donde esté aparcada. Todo funciona a través de la app móvil.

Bicicletas Kleta
Las Kleta son personalizables y se identifican por la rueda delantera amarilla.

Recientemente, en Barcelona también ha aterrizado la compañía holandesa Swapfiet, que ofrece el mismo modelo de negocio y que ya funciona en Países Bajos, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia y Reino Unido. Kleta asegura que ellos han nacido en Barcelona con una propuesta muy pensada para el estilo de vida barcelonés y que les llevan varios meses de ventaja. En todo caso, que les haya surgido competencia es el mejor indicador de que el mercado está ahora preparado para contratar este tipo de servicios.

Los fundadores de Kleta no quieren concretar la cifra que han invertido en la puesta en marcha de la empresa, que ha levantado recursos de amigos, business angels y pequeños fondos inversores.

Para acelerar su crecimiento, una de las estrategias de Kleta es llegar a acuerdos con empresas para que ofrezcan a sus trabajadores sus bicicletas como un beneficio laboral más. Lidl y Badi son dos compañías que se han apuntado a esta modalidad, que les permite incentivar los desplazamientos saludables de la plantilla y reforzar su compromiso con la sostenibilidad.

Kleta ha firmado también un acuerdo comercial con el RACC, que ofrece su modelo de suscripción a través de RACC Hola Bici, una división destinada a favorecer la cultura de la bicicleta urbana. En el portal de Hola Bici se pueden contratar seguros y servicios de asistencia para bicicletas, adquirir modelos eléctricos y también optar por el alquiler mensual. Si se elige esta última modalidad, el usuario es redirigido a la plataforma de Kleta.