Diez obras memorables para entender la poesía

Entre la estructura de la lírica moderna y la poesía de la antigüedad, la energía del silencio y la palabra siguen fluyendo aunque se dijera que después de Auschwitz la lírica era imposible. ¿Cómo elegir diez poemas entre la casi infinita secuencia de poemas que fundan algo a partir de lo fugaz, de lo sagrado o de la nada? De Píndaro a Rilke, de Garcilaso a Baudelaire, toda elección es un riesgo. Son, aquí, los diez poemas de una gran apuesta.

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Farai un vers de dreit nien
(Haré un poema sobre absolutamente nada)

GUILHEM DE PEITIEU

(ca. 1100)

“Que los modernos imiten a los antiguos no es muy difícil; que los antiguos imiten a los modernos es casi imposible, pero cuando sucede es un prodigio”. Eso es lo que ocurre con este vers de Guilhem de Peitieu, que inicia la lírica trovadoresca, el origen de la poesía moderna según algunos, y lo hace bajo el signo de la negación: sobre nada, ni de él, ni de nadie, ni de amor, para concluir que “ya está hecho el poema”, esto es, el poema puro, sin referencias, solo fonemas, palabras, palabras.