A principios del siglo XX, Francesca Bonnemaison fundó en Barcelona la primera biblioteca para mujeres de Europa. Su visión feminista, su apuesta por la educación y su compromiso con la transformación social la convierten en una figura clave de la historia de la ciudad.
Institut de Cultura Popular ©La Bonne
Nacida en una familia burguesa de convicciones católicas, recibió una educación poco habitual para las mujeres de su época, lo que despertó en ella una profunda conciencia social. Francesca Bonnemaison, pedagoga, puso en marcha, junto con la Junta de Damas Cooperadoras, uno de los proyectos más singulares y revolucionarios de la época: la creación de la primera biblioteca pública de Europa dirigida a mujeres. En 1909, en el número 3 del carrer Sant Pere Més Baix, también fundó el Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la Dona.
El objetivo del Institut era claro: crear un espacio seguro y accesible donde las mujeres pudieran leer, aprender, formarse y ampliar sus horizontes personales y profesionales. No se trataba simplemente de prestar libros. Francesca Bonnemaison diseñó un proyecto educativo integral. El centro ofrecía clases de historia, idiomas, ciencia, contabilidad, comercio, dibujo técnico y costura, entre muchas otras disciplinas. Las alumnas podían asistir a talleres, charlas, tertulias y actividades culturales pensadas especialmente para ellas.
Esta propuesta fue radicalmente moderna porque rompía con los esquemas asistencialistas tradicionales. No era un espacio de caridad, sino de empoderamiento. Las mujeres no acudían allí a recibir ayuda, sino a tomar las riendas de su desarrollo personal e intelectual. Francesca apostó por un feminismo práctico y transformador, centrado en la formación, la autonomía laboral y la autorrealización.
Durante sus primeros años de vida, el Institut de Cultura creció rápidamente. Por sus aulas pasaron mujeres de todas las edades y clases sociales, muchas de las cuales accedieron por primera vez a un libro, a una clase o a un espacio de expresión intelectual.
La Guerra Civil truncó este impulso. El edificio original sufrió daños severos y la institución fue clausurada temporalmente. A partir de los años 40, se intentó recuperar parcialmente la biblioteca, aunque ya sin el enfoque emancipador original. No fue hasta las últimas décadas del siglo XX cuando se volvió a reconocer públicamente su valor como referente cultural y feminista.
Hoy, más de un siglo después de su fundación, el Centro Cultural de Dones Francesca Bonnemaison o La Bonne, sucesor del Institut de Cultura i Biblioteca Popular de la Dona, sigue en pie, ubicado en el mismo edificio y gestionada por la Diputació de Barcelona. Se ha convertido en un centro especializado en género, feminismo e historia de las mujeres. Organiza exposiciones, debates, clubs de lectura, seminarios y actividades comunitarias, y sigue honrando el espíritu original de su fundadora: hacer de la cultura una herramienta de libertad para todas.
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