Postparto: el tsunami inesperado (Segunda ola, el embate emocional)

Ocho madres y una comadrona comparten pensamientos y sensaciones sobre la brutal e inesperada experiencia emocional del postparto. Esta es su crónica.

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a maternidad es un cóctel de sentimientos que no siempre es fácil de gestionar”, asegura Virginia (Ámsterdam, madre a los 37). “Para mí, el proceso psicológico fue más difícil que el físico”, explica Saskia (Eindhoven, madre a los 31). Lo que más recuerda Anna (Balaguer, madre a los 29, 31 y 36) de sus tres postpartos es “la revolución hormonal y, en consecuencia, emocional: no podía entender por qué tenía ganas de llorar si todo había salido bien y tenía entre mis brazos a un bebé sano y precioso”. ¿Es normal sentirse así? Rosa Alzuria, matrona asistencial en el ICS (Institut Català de la Salut) y profesora asociada de Enfermería en la UdL (Universitat de Lleida), asegura que sí. “Es normal sentir cierta ambivalencia emocional: alegría, temor, inquietud, miedo (¿irá todo bien?), cansancio-agotamiento, irritabilidad, ansiedad… es la denominada tristeza postparto, un proceso emocional habitual y esperable en el puerperio que, poco a poco, se irá resolviendo”, explica.

Pero que sea normal no implica que sea fácil. “Lo que más recuerdo de las primeras semanas es la sensación de que la situación me desbordaba por todos lados. Cada día me levantaba llorando de cansancio pensando que no sería capaz de hacerlo bien”, rememora Nuria (Lleida, madre a los 37). Para Anna, “lo peor es que llegas a casa con una persona indefensa que depende de tus cuidados y de los de tu pareja, y que realmente nadie te ha enseñado nada. Vas aprendiendo al ritmo que ellos crecen y siempre con esa incertidumbre de si lo estarás haciendo bien o no”. Virginia, por su parte, cree que urge empezar a preparar los postpartos de una forma más emocional y menos logística. “Hay que informar más de la parte anímica, emocional, del viaje sideral y vital que va a suponer en la vida y en el cuerpo de una mujer traer un hijo al mundo. Nadie nos da pautas sobre cómo combatir la tremenda soledad, los miedos, la responsabilidad que nos desborda, la vulnerabilidad, la invasión que sentimos, la decepción, el desajuste de hormonas”, afirma.

LO QUE NO SE CUENTA

¿Hablamos las mujeres de forma suficientemente clara del puerperio? “Creo que no”, comenta la matrona Rosa Alzuria. “De hecho, creo que a veces a las mujeres les da reparo hablar abiertamente por si condicionan a otras mamás… Las mismas que acaban preguntando: ¿por qué no me lo dijiste?”. A, Nuria, por ejemplo, le hubiera gustado que alguien le dijera que “tu vida cambia para siempre, nunca volverás a ser la misma persona. Puede sonar un poco pueril pero es algo que a mí me afectó muchísimo. No sé muy bien cómo explicar esa sensación de echar de menos la persona que eras antes”. Saskia tampoco cree que las mujeres hablen abiertamente de su experiencia en el postparto. “Creo que solo hablas de ello con aquellas amigas o conocidas que también lo han vivido”. Y añade: “Aquí, en Holanda, no es que sea un tabú, es que se considera que todo lo difícil del postparto es parte del hecho de tener un bebé, que va implícito, así que no tienes por qué ir quejándote demasiado por ello. Es el estilo holandés”.  En cambio, a Alex (NY, madre a los 37), de origen británico, muchas amigas le hablaron “sobre los terribles días hormonales que pasaron llorando durante las primeras semanas y, aunque yo no lo experimenté personalmente, me alegró saber que era una posibilidad”.

Desde el punto de vista de Teresa (Madrid, madre a los 36) se trata de un tema histórico porque, tradicionalmente, decir que tener un bebé es duro “da la visión de ser una madre fría”. En este sentido, Virginia señala: “parece que la mujer está obligada a decir lo fantástico que es ser madre. Lo completa qué se siente después de haber parido. Pero traer un hijo al mundo es muy bonito pero también es muy complejo. Hay que naturalizar el proceso de cómo se va asentando el nuevo formato en tu vida. Creo que, de alguna forma, todavía se estigmatiza a las madres con las que no funcionó el instinto materno, ni el enamoramiento inmediato, y es un terrible error por parte de la sociedad porque el apego lo construimos día a día”. Núria añade: “incluso en redes sociales veo muchos comentarios de gente que ataca a otras mujeres que explican que su maternidad no fue de color de rosa, tachándolas de malas madres. Cada uno que se exprese como buenamente pueda”.

Según Anna, otro tema que tampoco está bien visto tratar es el de las visitas. “Durante las primeras semanas, no todo el mundo está preparado para recibirlas ya que tu cuerpo y tu mente necesitan descansar y adaptarse a la nueva situación”. Virginia, por ejemplo, recuerda “demasiada gente y todo el mundo opinando y yo totalmente agotada. Agradecí volver a la normalidad cuando me quedé a solas con mi hija”. En este sentido, la matrona Rosa Alzuria destaca el papel que, según ella, debe jugar la pareja. “Es el encargado de estar atento a las necesidades de la mamá, tanto físicas como, sobre todo, emocionales” y, desde su punto de vista, eso incluye restringir las visitas si es necesario. “El postparto es el momento de hacer nido y cuidar meticulosa y respetuosamente el espacio de la nueva familia. No es momento de largas visitas, ni de sesiones magistrales indicando los puntos a mejorar con frases como no se coge bien, pasa hambre, tu leche no le alimenta, no le malacostumbres con los brazos, déjame a mí que he criado a 10 antes que tu… mensajes que, creo, se emiten desde el cariño, pero que desayudan más que otra cosa”, asegura. Y añade: “se trata de empoderar a las mamás”.

CUIDADO CON LAS EXPECTATIVAS

Alzuria ha observado que “el postparto se ve un poco peor cuando las expectativas que tu tenías no cuadran con la realidad que estás viviendo”. Alex, por ejemplo, comenta que el tiempo que pasó “hablando con muchos amigos mientras vivían su propia experiencia de nacimiento” le ayudó a imaginarse el postparto “de manera objetiva”. Nuria, en cambio, cree que las “expectativas erróneas” le jugaron una mala pasada. “Todavía alucino recordando como creía que iba a seguir con mi vida como si no hubiese pasado nada, con un niño perfecto que no llorase ni diese problemas”, comenta. Las perspectivas sobre el propio aspecto físico también puede ser un problema. Los efectos de la episiotomía –“mi máxima preocupación eran los puntos de sutura” (Mireia)–; la sorpresa producida por el hecho de que “ahí ya no había bebé pero sin embargo tenía una tripa de 5 meses” (Mercedes) o la preocupación por si el cuerpo “volverá algún día a parecerse a lo que fue” (Alex) son aspectos a menudo ninguneados socialmente pero, en la autoestima de la puérpera, duelen.

La realidad es que, aunque hay tantos postpartos como maternidades, hay una sola cosa en coinciden todas las madres y es en elegir qué es lo mejor de la experiencia: conocer a esa pequeña personita que ellas y sus cuerpos han sido capaces de crear y de traer al mundo.

DE MADRE A MADRE (II)

Lo estás haciendo increíblemente bien: confía en tu sentido común y disfruta del momento sin sentirte culpable. Puede ser que algún día, o muchos, te sientas cansada, agobiada, triste…incluso con ganas de dejar al bebé con alguien, por un rato. No por saber delegar tareas relacionadas con el bebé o incluso de la casa dejarás de ser buena madre. Anna

Es duro, muy duro y es un tortazo emocional, pero también es temporal y vale la pena. Mireia

No te sientas mal por sentirte mal en un momento en el que se supone que todo es fantástico y no te puedes quejar. Pide ayuda si la nueva situación te supera e intenta proyectar el horizonte, porque todo se va reubicando. Virginia

Lo estás haciendo bien. La maternidad es intuición. Déjate ayudar. Huye de madres sabelotodo o cuyos hijos – dicen – son pluscuamperfectos. A ojos de tus hijos, tú eres la mejor madre. Mercedes

Lo más importante es que todo pasa y que con el tiempo ya no echas de menos la persona que eras antes porque te gusta mucho más en la que te has convertido. Nuria