principales paises solicitantes de patentes europeas

Inventar es cosa de unos pocos

Cataluña, seguida de Madrid y el País Vasco, son los territorios que más solicitudes de patentes europeas registraron, sumando entre los tres más del 65% de la actividad. Es una concentración que se repite, en mayor o menor medida, año tras año. De hecho, Cataluña por sí sola fue la responsable del 37,6% del total de las patentes

El año pasado el número de solicitudes de patentes europeas iniciadas en España creció un 7,4% hasta un total de 1.676, según los datos de la Oficina Europea de Patentes (EPO por sus siglas en inglés). España fue uno de los países con un mayor incremento y casi duplicó el aumento global de la actividad registrada respecto del 2016 (3,9%). Pero a pesar de esta mejora, el informe anual de la EPO también muestra que el país sigue estando a la cola de Europa en esta actividad, muy por debajo de países como Suecia, Holanda o Dinamarca, y que los 1.676 expedientes iniciados aquí supusieron tan sólo el 1% de los cerca de 166.000 registrados en la EPO, y originados tanto en países europeos como del resto del mundo.

Pero también en España hay locomotoras y vagones de cola. Cataluña, seguida de Madrid y el País Vasco, son los territorios que más solicitudes de patentes europeas registraron, sumando entre ellos más del 65% de la actividad. Es una concentración que se repite, en mayor o menor medida, año tras año. De hecho, Cataluña por sí sola fue la responsable del 37,6% del total de las patentes (con un volumen de 633 solicitudes y un incremento del 15,7% respecto de 2016). La explicación de esta concentración está estrechamente relacionada con el peso significante que tiene la industria en estos territorios, ya que es precisamente la necesidad de estas fábricas de exportar sus productos lo que ha acompañado la solicitud de patentes. Por eso tampoco resulta extraño que los EE.UU, Alemania y Japón sean los países de origen que lideran el ranking de la EPO. Los tres sumaron más del 50% del total.

Si se amplía la fotografía a la solicitud de patentes mundiales, y según los datos de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), durante 2017 España registró 1.407 expedientes vía PCT (el sistema internacional), lo que supone menos del 1% del total. Además esta cifra fue menor a la de 2016 (un 6,44% menos). Una explicación posible a este descenso es que las empresas se focalizaron sobre todo en las patentes de ámbito europeo, que de hecho es donde se concentra la gran mayoría de las exportaciones españolas.

También cayó el número de patentes nacionales, es decir, las que sólo tienen validez para proteger un determinado invento en el territorio español. Según la OEPM se pasó de las 2.849 de 2016 a las 2.286 de 2017, es decir, un 20% menos. Este descenso se explica en parte por el cambio en la ley española, que restringió su solicitud. Antes, el procedimiento en la concesión no preveía un examen sobre la innovación que realmente aportaba aquel invento, sino que se concedía por defecto. Con el cambio normativo, que entró en vigor en abril del año pasado, España daba un paso definitivo para adaptar su legislación a las condiciones y requisitos que imperan en la mayoría de los países avanzados. Y de paso hacía que muchos solicitantes optaran ahora directamente por una patente europea.

Pero más allá de los datos globales sobre expedientes, de las estadísticas de la OEPM se pueden extraer otras conclusiones. Una de las más evidentes es que lo de patentar, en España, es cosa de unos pocos, y esta concentración explica también porque las cifras no terminan de despegar para asimilarse más al volumen de otros países de la entorno. Basta con mirar el listado de instituciones, universidades y empresas que lideran las estadísticas, año tras año, de la Oficina de Patentes española. El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Seat, BSH Electrodomésticos España, Airbus, Laboratorios del Dr. Esteban, Repsol, Fundación Tecnalia, y universidades politécnicas como la de Valencia, Cataluña o Madrid, están siempre al frente de las listas y sus nombres se repiten una y otra vez.  

Por perfiles de solicitantes, las empresas aún no superan el 50% de las demandas (se quedan en el 43,6% del total) mientras que las universidades asumen el 16%, el CSIC y los organismos públicos cerca de un 4 % y el resto (el 36,7%) queda en manos de particulares. En cuanto a las empresas, y al igual que ocurre con las que exportan regularmente, el grupo de nombres que se va repitiendo en las estadísticas de la OEPM cada año es más bien reducido. Y esto explica también porque cuesta mejorar el posicionamiento de España en el ranking mundial de la innovación.

Otro elemento interesante de análisis es que si se centra la mirada sólo en las patentes internacionales solicitadas ante la OEPM, el ranking queda liderado casi en exclusiva por las universidades y las instituciones públicas. Aquí las empresas quedan relegadas a una presencia mucho menor. Los datos nos dicen de alguna modo que las multinacionales presentes en España hacen la gran investigación en otros países y que la que se hace aquí tiene un destino mucho más enfocado en el mercado local, o como mucho al europeo.

Centramos ahora el análisis en Cataluña. Según un estudio reciente de la Generalitat,  el número de empresas innovadoras en Cataluña se ha mantenido bastante estable en los últimos años. En el periodo 2014-2016, el gobierno catalán contabilizó 7.933, casi las mismas que en el período entre 2013 y 2015 (7.901) y relativamente similar a las registradas en 2010-2012 (7.318). Esto en cuanto a las empresas que no son de base tecnológica. En este caso el número de empresas que tienen un alto componente de innovación se mantiene más o menos estable en torno a las 4.000 en los diferentes periodos desde 2010. Según los mismos datos de la Generalitat, Cataluña lidera el posicionamiento dentro del España, con un peso en torno al 22% sobre el conjunto del tejido empresarial, por delante de Madrid (un 18%).

Respecto al resto de países europeos, según este informe Cataluña queda situada en la duodécima posición con respecto al peso de la fuerza laboral dedicada a actividades relacionadas con la I+D+i, con un 1,46% sobre el total de trabajadores. La media de la Unión Europea queda en un 1,34%. Y en cuanto al número de solicitudes de patentes, el informe del Gobierno catalán hace hincapié precisamente en el hecho que crece cada vez más el número de expedientes para proteger las innovaciones con patentes internacionales, mientras que se reduce el volumen de patentes nacionales. Así, mientras las patentes europeas han crecido un 30% entre 2014 y 2017, las que se limitan al territorio español se han reducido un 31,6%.

Vistos los datos, parece fácil ser como mínimo medio optimista y pensar que la innovación camina en buena dirección. Pero al mismo tiempo también impera una cierta prudencia porque las diferentes estadísticas nos dicen que la velocidad es aún lenta y que España—a pesar del buen comportamiento de territorios como Cataluña, Madrid o el País Vasco—, aún tiene mucho camino por andar. La fuerte concentración en pocos actores generadores de innovación también pone en evidencia que la actividad de I+D+i no está suficientemente generalizada en el tejido empresarial. Es de suponer que el aumento de las exportaciones acompaña a una mayor necesidad para patentar. Pero por el momento todavía se puede decir aquello de que en España inventar es cosa de unos pocos.