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FOTO DE TRAE GOULD

Construir ciudad

El voto en estas elecciones municipales decidirá, no solo quién gobierne la ciudad, sino qué modelo de ciudad se va a construir.

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n las elecciones municipales de este mes de mayo, los electores van a tener que votar, no sólo una fuerza política para el gobierno de la ciudad, sino también qué modelo de ciudad quieren habitar. Unos podrán establecer la peligrosa dialéctica de tener que elegir entre la ciudad de los faraones o la de los esclavos  que edificaron las pirámides. Otros plantearán a los ciudadanos que su voto decidirá si el gobierno de ciudad será de la Cataluña interior o del cosmopolitismo. Todas las ofertas electorales propondrán grandes construcciones, muchas de ellas vinculadas a ideales que se escapan de la gestión de una ciudad sometida a problemas que nada tienen que ver con la política de las causas excepcionales. Sin embargo, todas las ofertas están condenadas a hablar de Barcelona y a afrontar sus retos. Lo más interesante es observar que Barcelona sigue siendo capaz de crear una fuerte actividad cívica con plataformas sociales  que defienden la ciudad tecnológica, la ciudad turística, la empresarial o la defensa de los animales. Ningún partido, al margen de lo que esté atrapado en el conflicto catalán en relación con España, podrá sustraerse a una serie de peticiones que a continuación detallo:

  1. Establecer un programa de actuación capaz de conjugar políticas en favor del dinamismo económico para atender y corregir la desigualdad social, bajo el ideal de crecer juntos y romper con la ciudad de negocios que sólo redunda en unos pocos.
  2. La ciudad tecnológica unida a la ciudad creativa donde el talento se despliegue en la trama urbana. Establecer una dinámica económica que sitúe a los jóvenes como factor de cambio y de regeneración de la oferta económica y social de la ciudad.
  3. Potenciar un turismo sostenible, que evite la creciente turismofobia. Según las encuestas, a un 19% de barceloneses les preocupa que el modelo de ciudad quede determinado por los flujos turísticos y no por una política que garantice un turismo de calidad y responsable con la ciudad.
  4. La cultura como factor de cambio de la ciudad. Barcelona dispone de una fuerte trama de instituciones y manifestaciones artísticas que precisan ponerse al servicio de la creación estableciendo una mayor colaboración entre ellas para forjar singularidades culturales capaces de interesar no sólo al mundo sino también a sus ciudadanos.
  5. Sostenibilidad ambiental y movilidad. La ciudad no sólo se expresa por su territorio sino por la velocidad en que los habitantes se despliegan en ella. Ofrecer mayor autonomía en el desplazamiento con transporte público que garantice que el vehículo propio sea solo una segunda opción.
  6. Avanzar hacia la Gran Barcelona como área metropolitana, donde los grandes retos se afronten armonizando los intereses de los distintos municipios pero sin que queden atrapados en la inacción política.
  7. Consolidar la seguridad y el cumplimiento de las normas municipales para restablecer en algunos casos la autoridad municipal frente a las peticiones de colectivos que secuestran la ciudad.
  8. Apostar por una ciudad abierta, conectada el mundo, frente a la ciudad fortificada que teme al cambio.
  9. Potenciar la vivilidad (liveability); trabajar para que merezca la pena vivir en la ciudad implica seguir avanzando para disponer de la mejor sanidad, infraestructuras, educación, seguridad, y cultura.
  10. Conseguir reforzar la cooperación entre las instituciones, Diputación, Ayuntamiento, Generalitat y Estado, para tener la capacidad de afrontar con garantías los retos de Barcelona.

Propuestas, ideas, retos y necesidades que se están discutiendo en diferentes foros estos últimos meses y que muestran hasta qué punto el voto en estas elecciones municipales decidirá, no solo quién gobierne la ciudad, sino qué modelo de ciudad se va a construir.