La impaciencia y la mezcla perfecta

A Juan Roberto Vásquez nunca le sedujo del todo la arquitectura tradicional. La cantidad de normativas, permisos y trámites le resultaba frustrante: demasiado papeleo, poca creatividad. Buscaba otra cosa, algo más ágil y directo.

Así nació Indissoluble, un estudio que cruza arquitectura, diseño, ingeniería, programación, construcción y narrativa. Un lugar donde lo efímero permite pensar rápido, crear con intensidad y transformar contenidos complejos en experiencias envolventes. Todo, desde el mismo espacio en el Poblenou de Barcelona.

— ¿Cómo se sienten en ese lugar intermedio entre lo perenne y lo caduco de creación de historias y espacios efímeros?

— Diseñamos y producimos bastantes proyectos permanentes en combinación con muchos efímeros. La longitud de pervivencia es diferente, pero nuestro interés es estar en ese mundo que mezcla la comunicación, la arquitectura, la ingeniería, la programación, el diseño gráfico, la construcción y la experiencia de usuario. Lo nuestro es encontrar la vía para que el usuario entienda la temática que se está tratando, en todos los aspectos y de un modo muy envolvente: un producto de una compañía, una investigación científica, un tema religioso, de física nuclear, historia, arte o literatura. Para el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), por ejemplo, llevamos 10 años convirtiendo sus investigaciones científicas en exposiciones entretenidas, comprensibles y visibles. Hacemos que el público aprenda. Y se divierta, sobre todo.

— ¿Con qué objetivo?

— Lo que buscamos es traducir un contenido específico en una experiencia holística. Nosotros nos hacemos cargo de todo el proceso: en nuestra oficina en el Poblenou, podemos producir, prototipar, ensamblar, diseñar, modificar. Somos una empresa creativa productora, estamos bien equipados, podemos tomar decisiones y hacer cambios rápidamente, todo con un mismo equipo. Es muy real y poco habitual. Actuamos desde Barcelona y nuestros proyectos actuales se localizan en Europa y Oriente Medio, sobre todo, pero hemos realizado obras también en América y Asia. Estamos realizando alrededor de 20 proyectos simultáneos.

— Además del diseño, ¿el prototipo se realiza en Barcelona, y luego se produce en el lugar definitivo?

— Las partes más complejas y especiales las producimos aquí. Los elementos estándar deben ser locales (preparación del espacio, tarimas, muros de pladur, etc.). Las piezas que se transportan desde Barcelona se ensamblan al llegar al destino. Nada se construye, todo va preparado para montar y desmontar fácilmente. Para nosotros tiene sentido tanto a nivel funcional como económico, porque podemos controlar la fabricación. Al final, el conocimiento es uno de nuestros valores.

— ¿Qué pasa con el consumo de material y de energía para producir y transportar?

— En términos de ahorro energético, lo mejor sería no hacer nada: no hay exposición, o concierto, así que no hay construcción, pero tampoco hay ocio o transmisión de conocimiento. Somos partidarios de leer la necesidad con sus condiciones para crear una fórmula y diseñar un espacio con el menor daño ambiental. Se trata también de usar elementos de bajo consumo, materiales reciclados y reciclables. Por otra parte, con la construcción de los elementos en Barcelona se aprovecha la maquinaria y el know-how y se ahorra en viajes al sitio solo para controlar que los elementos se producen correctamente. Por eso, además, desarrollamos lo estándar en cada lugar.

— ¿Qué pasa cuando se desmontan estos proyectos efímeros?

— Varía mucho. Acabamos de terminar el montaje de un proyecto efímero para un ministerio de Catar, por ejemplo, que tiene la voluntad de ser reciclado muchas veces por ellos mismos: algunos elementos se expondrán en oficinas, mientras otros módulos viajarán a diversos eventos. Muchas exposiciones efímeras terminan por convertirse en permanentes por aclamación del público visitante o por el propio cliente. Las exposiciones permanentes, por su parte, tienen una vida útil entre cinco y quince años, depende de la temática. Actualmente, tenemos varios proyectos permanentes que están en marcha, como el Espai Cràter en Olot o la sala permanente del Cosmocaixa en Barcelona. Acabamos de perder el primer proyecto que realizamos en el CERN hace 10 años, porque el edificio se derribó.

— ¿Cómo se trabaja en un equipo tan heterogéneo?

— Cuanto más complejo es el proyecto, mejor funcionamos como grupo. Tenemos una gran capacidad de combinar saberes y una gran agilidad de decidir y actuar rápidamente, porque estamos juntos y trabajamos al mismo tiempo. La interacción es crucial, y la multidisciplinariedad es real.

— Estando en Barcelona, ¿por qué te llaman, por ejemplo, desde Malasia?

— Hacemos un marketing pasivo, porque no tenemos comerciales, pero sí una visión clara de la web: difundir, dejarnos ver. Pero, generalmente, llegan a nosotros por otros proyectos, boca a boca. Clientes satisfechos nos recomiendan porque lo hacemos bien: confiamos en nuestro trabajo.