Opinión

El jefe del ‘gobierno invisible’ de Barcelona

Conversación a tres bandas, en uno de los Moments Estel·lars que más público ha congregado en la Casa Seat de Barcelona. Tal vez por la naturaleza poco conocida (¿incluso misteriosa?) de los protagonistas de la sesión, los gerentes municipales. O quizá por la eficacia con la que los de su especie hacen que todo funcione, incluso un acto en el que, excepcionalmente, dejan de ser invisibles a ojos de la ciudadanía.

Laia Claverol, actual gerente del Ayuntamiento de Barcelona. Constantí Serrallonga, quien lo fue en tiempos convulsos. Y Albert Dalmau, gerente hasta hace cuatro días y ahora conseller de Presidència de la Generalitat. No era un acto institucional, pero se habló de poder. Del que no sale en los telediarios, pero que mueve la ciudad.

Coincidieron en una idea clave: que el gerente es ese gran responsable, ejecutivo y resolutivo, que no hace política, pero hace que la política funcione. Que, cuando todo va bien, nadie los mira, pero que cuando todo tiembla, todos los buscan.

Claverol lo ejemplificó con la respuesta municipal al reciente gran apagón. En cuestión de minutos ya estaba en la calle Lleida, en el Centro de Coordinación Municipal (CECOR), en la sala de mando estratégica, coordinando una respuesta rápida para que nadie quedara desatendido, como los que habían quedado colgados en estaciones como la de Sants. Así lo había marcado el alcalde como prioridad. Y es que, cuando asoman las crisis, los gerentes son quienes no generan titulares, pero sí eficacia.

Dalmau dejó claro que este rol es también escuela de liderazgo público. Él mismo ha dado el salto al otro lado de la plaza Sant Jaume, al Palau de la Generalitat, con la mochila cargada de gestión en primera línea de fuego. Y Serrallonga, veterano y elegante, aportó contexto y memoria a la tarea “más bonita” que un día advirtió a Dalmau que jamás volvería a vivir en política. Y el hoy conseller confirma que, hasta ahora, así ha sido.

Desde la pandemia hasta una palmera caída en plena Diagonal, desde los efectos del temporal hasta el Pla Endreça, la figura del gerente emerge como la del gran solucionador institucional, desde la estructura técnica, desde el gobierno invisible de un Ayuntamiento como el de Barcelona. En la sala de máquinas, sí. Pero siempre con la llave maestra del barco.

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Publicado por
Toni Aira

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