El socio director de la firma de capital privado barcelonesa llama a poner el foco en que Barcelona pase de ser referente local y estatal a internacional: “Si entre todos ponemos este componente, lo haremos”
El socio director de Miura Partners Carlos Julià. © Àngel Bravo
El panorama inversor privado cuenta con múltiples actores, desde los business angels al venture capital, pasando por los family office y por vehículos de inversión impulsados por empresas para enriquecer a sus respectivos sectores. Este tejido puede aportar a las empresas, tanto emergentes como consolidadas, los recursos que necesitan para crecer, pero su contribución puede ir más allá, con capacidades y conocimientos que se escapan de las compañías, como destaca el socio director de Miura Partners Carlos Julià.
La firma de capital privado, especializada en empresas de tamaño medio e inversión de impacto, cerró en 2024 tres fondos de inversión por más de 800 millones de euros. Nacida en Barcelona en 2008, Miura ha invertido desde entonces en más de 90 empresas —la mitad de ellas, en Catalunya—, en operaciones con las que ha acumulado un valor total de 4.000 millones de euros. Actualmente, cuenta con más de 1.500 millones de euros de activos bajo gestión.
— ¿Qué papel desempeñan las firmas y fondos de inversión en el ecosistema emprendedor y empresarial?
— En el mundo de la inversión, las firmas privadas acompañan a las empresas en sus diferentes fases, desde startups pre-seed hasta empresas consolidadas.
— ¿Cómo las acompañan?
— Con recursos, pero no solo eso. Al final somos un conjunto de gente que tenemos experiencia en ámbitos empresariales y sectores y funciones concretas, por lo que podemos aportar en las empresas en las que invertimos. No es solo dinero, también son capacidades a las que las compañías difícilmente podrían tener acceso por sí solas.
— Y estas capacidades también van evolucionando en paralelo al nivel de desarrollo de las empresas.
— En el caso de Miura, por ejemplo, nos centramos en las necesidades que puedan tener compañías establecidas. Nos definimos como el mejor socio de las empresas familiares para llevar a cabo proyectos de transformación o de crecimiento, que pueden consistir en la internacionalización, la ampliación de una red de establecimientos, la compra de una tercera empresa o procesos de transición de empresas familiares. Ponemos a su disposición, además de capital, una red de talento tejida a través de nuestras más de 90 inversiones desde 2008.
— ¿Cómo llega una empresa hasta Miura?
— Es bidireccional: tanto las vamos a buscar como ellas vienen a buscar a Miura. Gran parte de todo es cultivar esto: hablar mucho con las empresas, estar cerca de los empresarios, especialmente de los sectores que más interesen.
— ¿El sector es uno de los criterios de Miura para apostar por una determinada inversión?
— Buscamos sectores en los que vemos oportunidades y que son estratégicos y resilientes. Por ejemplo, apostamos mucho por la alimentación y la agricultura, y cada vez más por la salud, y por el sector de la prestación de servicios a empresas.
— ¿Y por el impacto?
— También apostamos por las empresas que busquen generar un impacto social o medioambiental. De hecho, en 2022 lanzamos un fondo específico para inversiones de impacto, centrado en temáticas como el medio ambiente, la educación y la salud.
— ¿Qué otros criterios sigue la firma para invertir?
— Evidentemente tenemos en cuenta la compañía y el proyecto, y apostamos por aquellos en los que podemos aportar, más allá de simplemente ofrecer capital. También nos fijamos mucho en el entendimiento con la empresa o el fundador: es crucial que te entiendas muy bien y que haya afinidad con el equipo y las personas que lo lideran.
— ¿Es este factor el más importante?
— Es mejor invertir en un muy buen equipo humano en un sector que no sea tan potente, que invertir en un gran sector con un equipo humano con menos potencial. Por mucho que haya un sector espectacular con un gran proyecto, si no estamos alineados, no somos los socios adecuados.
— ¿Y cómo se comprueba que existe esta afinidad?
— Los procesos pueden tardar entre seis meses y un año desde que empiezan las conversaciones hasta que se cierra el acuerdo de inversión. Primero te aseguras de que haya un encaje con el proyecto y con las personas que lo lideran, y luego se debe analizar la compañía y negociar el pacto de la inversión.
— ¿También debe existir esta afinidad entre Miura y los inversores de los que la firma gestiona el capital?
— La relación es distinta. El capital que gestiona Miura es de inversores externos que sobre todo son institucionales, es decir, aquellos que gestionan de forma institucional dinero de terceros, como pueden ser fondos de pensiones, fondos de fondos o incluso universidades.
Es mejor invertir en un muy buen equipo humano en un sector que no sea tan potente, que invertir en un gran sector con un equipo humano con menos potencial
— ¿Y cómo suele ser el inversor de Miura?
— Suelen ser de ámbito internacional, sobre todo europeos, de Reino Unido y americanos. Esta diversificación es positiva, y a la vez aporta puntos de vista y conocimientos complementarios.
— Y Miura construye a través de estos actores sus fondos de inversión, mediante los que realiza las inversiones.
— Nuestro primer fondo lo lanzamos en 2008, tras levantar 100 millones. Muchos de nuestros inversores reinvierten en cada fondo que lanzamos, y así van creciendo, sumando nuevos actores a los anteriores que vuelven a invertir. En 2014 cerramos el segundo fondo, de 200 millones; en 2018, el tercero, con 330 millones, y en 2024, el cuarto, con 475 millones. A esto se suma el fondo de impacto de 2022, con otros 135 millones, y la estrategia de capital a largo plazo, en la que volvemos a invertir en una compañía en la que vemos mucho recorrido.
— ¿Cómo cuál?
— En esta estrategia de largo plazo hemos apostado por dos empresas: Citri&Co, en 2019 con 360 millones de euros, y Benco Dental, con 200 millones el año pasado. En total, ahora estamos gestionando activamente unos 1.500 millones de euros.
— ¿Cómo interactúan las empresas consolidadas y las startups?
— Las empresas pueden contribuir al desarrollo de las startups a través, por ejemplo, del mentoring y de la inversión en proyectos. Además, las startups pueden nacer al detectar oportunidades que las empresas consolidadas no pueden aprovechar, y es algo que se debe promocionar. Las startups, además, pueden ver las grandes empresas como alguien de quien seguir el ejemplo, o alguien que las puede comprar. A la vez, las empresas pueden ver a las startups como una forma de disminuir el riesgo de la innovación: algo que a la empresa le interesa pero que difícilmente puede hacer internamente, se lo deja a las startups si sabe que lo harán y, si funciona, la compra.
— ¿Cómo se posiciona Barcelona en todo este contexto?
— Barcelona y Catalunya son muy dinámicas en cuanto a la emprendeduría, y no ahora; lo han sido históricamente. Esta capacidad siempre ha estado ahí, aunque haya podido irse moviendo de sectores, desde el textil hasta la salud. Esta capacidad es un activo, y podemos pasar de ser referentes no sólo locales y estatales, sino también internacionales. Tenemos muchas empresas referentes, tenemos que conseguir ser referentes internacionales.
— ¿Cómo se consigue?
— Desde Barcelona se atrae mucho talento y el ecosistema es muy dinámico. Si entre todos ponemos este componente de enfocarnos más a ser referentes internacionales, lo haremos.
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