Estoy sentada en una terraza observando la primavera en la ciudad de Gaudí y del Sónar. En la ciudad que amanece a las 6:26 de la mañana en la playa de la Mar Bella y se acuesta a las 21:09 en Collserola. La ciudad con mar y montaña integrada por todos sus urbanitas. Con todas las influencias y mestizajes, clases sociales, etnias y una oferta cultural y gastronómica inagotable.
Barcelona, con calles poco iluminadas y sensación de inseguridad en al algunas zonas. Barcelona, con emprendedores de todo el mundo que prefieren ganar menos pero vivir mejor. Barcelona, con una historia vivida y sufrida por tantos catalanes y catalanas que han construido una marca de ciudad imparable.
Barcelona, llena de terrazas y bares donde hablamos de la vida, donde tenemos citas, donde construimos barrio y marca de ciudad. Cuando me dicen que no parezco catalana porque hablo con todo el mundo, porque soy curiosa, porque me intereso por las personas, saludo, sonrío y miro a los ojos… pienso que hay que romper este estereotipo.
En esta terraza donde estoy escribiendo este artículo en el barrio del Poblenou las personas hablan y se miran. Barcelona ha acogido inmigración, ha sufrido guerras civiles y mundiales, ha sido sede de grandes exposiciones universales y culturales. Barcelona es cuna de arte, de artistas, de creatividad. Barcelona se ha hecho un lugar en España y en el mundo sin ser capital.
Barcelona está a la altura de Barcelona. Ahora nos toca a los barceloneses y barcelonesas estar a la altura de nuestra ciudad, con raíces romanas, románicas, judías, góticas, modernistas, y renacentistas. Barcelona, que será Capital Mundial de la Arquitectura en 2026 y que ya ha acogido Juegos Olímpicos, exposiciones universales o la Copa del América, lo está haciendo bien. Nosotros y nosotras debemos estar a la altura de lo que está consiguiendo.
Me imagino Barcelona femenina, poderosa, amiga
Tuve la suerte de entrevistar al periodista Màrius Carol hace unos días y, hablando de Barcelona y de sus gentes, citó al director de cine italiano Federico Fellini, quien decía que Barcelona era el mejor plató para cualquier película histórica, porque habíamos vivido todas las épocas y se había construido y reconstruido una ciudad encima de otra.
Y llevándolo a mi terreno, le pregunté a Màrius si Barcelona era mujer. Y me contestó con su mirada franca y voz radiofónica que sí, que Barcelona es mujer. Es elegante, seductora, tolerante, inteligente, referente, y es una ciudad que acoge. Me gusta imaginarme a mi ciudad así; femenina, poderosa, amiga. Y hablando, hablando, me dijo: porque Barcelona lo vale.
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