Agenda cultural Barcelona julio 2021

AGENDA CULTURAL
por JACOBO ZABALO

Una selección mensual de conciertos,
artes escénicas y exposiciones.

MÚSICA Y
ARTES ESCÉNICAS

MÚSICA Y ARTES ESCÉNICAS

 01 / 07 / 21 

Lucia Di Lammermoor

Gran Teatre del Liceu, del 16 al 28 de julio

Con un aforo que se acercará al habitual, encontrándose disponibles el 70% de las localidades, el Gran Teatre del Liceu acaba esta imprevisible temporada con uno de los títulos más intensos del repertorio italiano -también uno de los preferidos por el público- como es la Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizzetti. La protagonista homónima -explican los organizadores- “representa el modelo femenino del Romanticismo que transita entre la fragilidad y la ingravidez. Está en la frontera entre el espíritu y el sueño donde surge Lucia, paradigma del género. Figura de un espiritualismo cerrado, sublime e inaccesible”. La soprano norteamericana Nadine Sierra encarnará a este torturado personaje, víctima de un amor imposible -historia prototípica, quizá, pero con matices que añaden dramatismo a una partitura bien conocida por ella. De hecho, con la discográfica Deutsche Grammophon grabó recientemente algunas de las arias de esa ópera en una meritoria actuación en streaming desde el Teatro de San Carlo y bajo la dirección de Giacomo Sagripanti, que será también el director musical en el Liceu. Hemos de mencionar el otro gran nombre del elenco, que forma dupla protagonista junto a Nadine Sierra: el tenor mexicano Javier Camarena, en el papel de Sir Edgardo di Ravenswood, volverá al teatro en que ha sido aclamado recurrentemente y que, de hecho, visitará asimismo la próxima temporada. La puesta en escena de Barbara Wysocka, una producción de la Bayerische Staatsoper, trastoca la ambientación aristocrática de la novela de Walter Scott con una estética que interrelaciona elegancia y decadencia, intensificado la agitación emocional de esta joya del bel canto.

REPOSO I UTOPIA

L’Auditori, 17 y 18 de julio

Una de las contradicciones de nuestra sociedad, de la que nadie es completamente ajeno, radica en la obligada necesidad de un reposo que en no pocos casos se pospone por la urgencia de otras cuestiones, o de la constancia de la necesidad de reposar. Igual que la obligación de divertirse tiene algo de impostado, incluso la imposición del descanso se antoja prácticamente imposible, y por ello, quizá, tanto más

fundamental. La artista Alba Pujol profundiza en esa contradicción en un espectáculo enmarcado en el Festival GREC que lleva por título No puc arrencar-me el cap. Su carácter hiperbólico enfatiza aquella suerte de círculo vicioso, que inhabilita el reposo desde su mismo anhelo. Un círculo, con todo, que aspira ser roto, o transformado. Después de una serie de interrogaciones no especialmente retóricas, en la web promocional los organizadores proporcionan pistas para una posible redefinición: “El descanso compartido como acto revolucionario, como ritual transformador, como acto de resistencia contra este mundo acelerado, extenuado, superproductivo, sobreexplotador”. No puc arrencar-me el cap -prosiguen- “es una celebración del reposo que nos es negado y una fiesta (sobre todo, una fiesta) de los cuidados y de los afectos que nos damos unas personas a otras para permitirnos este descanso”.

Noche de cine

Recinte Modernista de Sant Pau, 29 de julio

Las noches de verano, con temperaturas más benévolas, son propicias para las actividades en los espacios abiertos de la ciudad. Como inspirado por las diversas opciones de cine a la fresca, se ha diseñado un evento abierto a todos los públicos

-de hecho, es gratuito, si bien es necesario reservar entradas- titulado una Nit de Cinema. En el jardín del Recinto Modernista de Sant Pau, la Banda Municipal de Barcelona interpretará música de algunas de las bandas sonoras más memorables, desde la música para Ciudadano Kane que Bernard Herrmann concibió -además de trabajar con Orson Welles, intervendría en diversos proyectos de Hitchcock, entre los cuales Vértigo- a las composiciones de Ennio Morricone, a quien se rendirá homenaje, pasando por la suite de danzas de West Side Story, la obra maestra de Bernstein que Steven Spielberg ha recreado desde una perspectiva nova y que se estrenará a lo largo de 2021.

COMPOSITORA, DIRECTORA Y VIRTUOSA

Palau de la Música, 15 de julio

Un día, ya no tan lejano, dejará de ser novedad -o dejará de construir un hecho especialmente reseñable- que en un mismo concierto confluyan la programación de una compositora, la intervención virtuosa de una intérprete y la maestría desde el podio de una directora.

Ese triple protagonismo femenino evidencia el nivel históricamente alcanzado -no sólo recientemente- en cada una de las áreas. En el concierto que L’Auditori ha concebido en el marco de su Festival Nits d’Estiu, mayoritariamente dedicado a Mozart, podrá escucharse la Sinfonía núm. 3 en sol mayor de compositora Louise Farrenc, acabada en 1847. Una obra inflamada de pathos, con una expresividad muy llamativa, característica del periodo romántico. La directora Laurence Equilbey, con una dilatada carrera, se pondrá al frente de la Orquestra de Barcelona i Nacional de Catalunya en un concierto que tendrá lugar en el Palau de la Música, y que contará con la presencia estelar de Veronika Eberle, quien interpretará el quinto y último concierto para violín de Mozart. Una obra galante y equilibrada, en que el compositor se dejó impregnar por la moda turca que reinaba en Europa, y que celebra en el movimiento de clausura con arrebatos de dinamismo exótico.

ACROBACIAS EN EL GREC

Teatre Grec, 9 y 10 de julio

El heteróclito Festival Grec presenta caras conocidas por el público barcelonés pero también da cabida a la experimentación, ofreciendo propuestas que proceden de diferentes latitudes, lo cual enriquece la experiencia del espectador y le permite descubrir otras formas de arte.

El Groupe acrobatique de Tanger, por ejemplo, se halla compuesto por una quincena de jóvenes seleccionados para tomar parte del proyecto. Un espectáculo vibrante, basado en la tradición acrobática marroquí, pero con un dinamismo y un despliegue de medios audiovisuales de radical contemporaneidad que ciertamente despertarán el asombro de los asistentes, en la línea de lo que advierte su título: FIQ (¡DESPIÉRTATE!). Los organizadores inciden en la “combinación de tradición y creación contemporánea”, concebida por Maroussia Diaz Verbèke, una acróbata de cuerda, directora de escena y especialista en circo.

EXPOSICIONES

EXPOSICIONES

 01 / 07 / 21

Garry Winogrand

KBr de la Fundación Mapfre, del 11 de junio al 5 de septiembre

Inaugurado hace menos de un año, el centro cultural KBr de la Fundación Mapfre sigue asombrando por la determinación con que organiza exposiciones de calidad, centradas en figuras capitales para la historia de la fotografía, como Bill Brandt, o influyentes y pioneras por la manera de captar la cambiante realidad de la naturaleza, como es el caso de Claudia Andújar. La muestra dedicada a Gary Winogrand supone, en este sentido, uno nuevo paso en aquel empeño por divulgar la obra de los fotógrafos más emblemáticos del siglo XX. Una “figura clave de la fotografía documental” que capta detalles inusuales pero sumamente reveladores de la complejidad psicológica de la conducta humana. La vida en la urbe de Nueva York, por ejemplo, supone una muestra inagotable. La confluencia de intereses y emociones resplandece incluso en las instantáneas en blanco y negro, en lugares tan anodinos como puede ser el zoo, al que Lou Reed cantó en su tema Perfect Day. El espectro cromático, la variedad de colores que conforman la realidad visible para el ser humano, lo intuye el espectador, al acercarse a estas ventanas a su propia manera de mirar(se). Además de las imágenes en blanco y negro que labraron la fama de Winogrand, podrá descubrirse una faceta menos conocida, como es el uso, a principios de los años cincuenta, de película de diapositivas a color, “cuyas posibilidades artísticas -explican los organizadores- intuyó pronto”. Una selección de esas imágenes, concretamente ciento cincuenta y dos, se presenta por primera vez en España.

LA GUERRA INFINITA

MNAC, hasta el 18 de julio

Casualidad o decisión deliberada, la cuestión es que la muestra del MNAC que exhibe la obra más icónica de Antoni Campañà finaliza en una fecha señalada como el inicio de la Guerra Civil, el 18 de julio. El interés documental de su obra, conocida y muy apreciada, se ha amplificado en los últimos tiempos.

Y es que hace sólo dos años tuvo lugar uno de esos descubrimientos que sorprenden por su carácter azaroso y, sobre todo, por el calibre de los materiales aparecidos. El nieto del fotógrafo Campañà encontró una caja con fotografías de la época de la Guerra Civil que nunca se habían visto publicadas. Imágenes impactantes en algunos casos, cargadas de simbolismo en otras ocasiones, pero siempre excelentes en términos formales y de elocuencia narrativa. La exposición que el MNAC dedica al artista catalán representa un testimonio de la vida de la ciudad de Barcelona durante los difíciles años de la guerra, ilustrados con un número generoso de imágenes, de las cuales 63 han sido donadas al museo por la familia. La espontaneidad de las personas retratadas, su representación naturalista -que oscila entre la ingenuidad y la desesperanza- golpea al espectador. Ante estas imágenes, a pesar de la distancia, cuesta sentirse ajeno al drama vivido por tantos hombres y mujeres, niños y niñas. Al fin y al cabo, lo que se plasma es una imagen desnuda de la Humanidad que hay en cada individuo. El carácter precioso y la fragilidad de todo lo que es, de todo lo que implica la presencia de vida.

EL TRICICLE: GESTO, HUMOR, LENGUAJE

Palau Robert, hasta el 3 de octubre

Reírnos de todo, es decir, reírnos hasta -y, quizá, sobre todo- de nosotros mismos liberar de la pesadumbre de cargar con la careta, de tener que ser siempre uno mismo, el mismo personaje.

El humor, como explicó Freud en su texto sobre el chiste y su conexión del inconsciente, aligera: permite decir lo indecible y, en este sentido, supone una placentera descarga de energía psicológica. Los cuarenta años de trayectoria de El Tricicle, que recogen diversas salas del Palau Robert, posibilitan el hecho de vivir -o revivir- esa conexión con uno mismo desde la distancia, cuando la máscara cae. En palabras de los organizadores, se trata de “una gran exposición dedicada íntegramente a la compañía Tricicle y a sus cuarenta años de actividad proporcionará alegrías, sonrisas y carcajadas al visitante, más necesarias que nunca en tiempos de pandemia, pero también apuntes de información, de reflexión y de conocimiento en torno a uno de los principales grupos de la escena catalana e internacional contemporáneas”. La carrera de esta formación suma más de 6000 representaciones, en más de 400 salas o teatros en todo el mundo, con una incidencia cualitativa que realmente es preciosa -intangible- en la salud psicológica de miles de personas.

URBAN NATURE

CCCB, del 2 de julio al 19 de septiembre

Con un título sugerente, más problemático de lo que pudiera parecer -no en vano la contraposición de sus términos pasa hoy prácticamente desapercibida- la compañía teatral Rimini Protokoll ha diseñado una instalación performativa que -advierten desde el CCCB- “transformará tu mirada sobre la vida en las ciudades”.

Pues “la sorpresa y lo inesperado”, signos característicos de la compañía, están más que garantizados: “supone sumergirte en experiencias poco convencionales, formar parte de un experimento cultural irrepetible”. En efecto Urban Nature se trata de una recreación de la vida al modo de un plató de filmación, que como tal habilita la conciencia acerca de algunos de nuestros actos cotidianos, en cierto modo automáticos, sólo que desdoblándonos en personajes y caracteres ajenos. La oscilación entre distancia e identificación permite por un momento vivir otras vidas sin dejar de ser uno mismo: “Como si estuvieras caminando dentro de una película, un recorrido inmersivo te permite ir adoptando los roles de los siete personajes de la obra: un catedrático de historia económica y ambiental, un empresario de las nuevas economías vinculadas a la tecnología y las ciudades, una chica que vivió en la calle, una niña del barrio del Raval, una trabajadora de la economía sumergida, un guarda de prisiones y una asesora financiera”.

“LAST HOPE”

Gran Teatre del Liceu, del 8 de junio al 27 de julio

El hermoso y desesperanzado ciclo de canciones de Franz Schubert Winterreise, que narra el extravío invernal de un amante no correspondido, no sólo ha sobrecogido a oyentes desde su aparición en 1828, sino que también ha inspirado a artistas hasta la

actualidad. La instalación de Chiharu Shiota en la “sala de los espejos” del Gran Teatre del Liceu es buena muestra de ello. Un remolino de partituras, geometría perfectamente irregular se expande hacia arriba desde un piano esquelético, como si fueran gigantes copos de nieve gigantes prendados de una tela de araña que atrae y amenaza, de la cual no puede desembarazarse el afectado. La artista japonesa ha titulado su obra Last hope, basándose en la homónima canción Letze Hoffnung. “Busco aquella hoja en la que penderá mi esperanza y si el viento juega con ella tiemblo a más no poder”, dice el poema de Wilhelm Müller, autor del ciclo. La temática de la muerte en efecto sobrevuela el deambular del protagonista, y la música de Schubert logra trasladar su anhelo de salud física y espiritual en el contexto de un silencio atronador. La naturaleza apenas acompaña, o de forma siniestra, como ejemplifica la canción dedicada al dudoso compañero que es el cuervo (Die Krähe). Con todo, la plasmación artística de esas impresiones infaustas transforma su calado emocional a través de su belleza. La artista se remite a experiencia de infancia, evocadora de cómo la destrucción y el silencio pueden convertirse en condiciones de posibilidad de una obra fecunda: “Cuando tenía nueve años la casa de mis vecinos ardió una noche. Nadie resultó herido, pero perdieron todas sus pertenencias. Al día siguiente sacaron el piano quemado delante de su casa. Fue el sonido de la madera ardiendo lo que me despertó esa noche, pero el piano que vi había perdido su propio sonido. Para mí, ese piano quemado se transformó en algo mucho más bello que antes y me parecía también más fuerte (…). El silencio es a menudo más fuerte y bello de lo que puede ser el sonido”. Su instalación Last Hope invita a una contemplación meditativa, a la interiorización y reconocimiento de una fragilidad que es fuente de poder creador y, en suma, de sentido.

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